Menta. Sabor en el plato.


SABOR EN EL PLATO

LA MENTA

 

De origen milenario, su aparición se ubica en la antigua Mesopotamia y Egipto. Hay numerosas especies y variedades, con hojas verde oscuro, gris plateado, amarillas o jaspeadas.

Como otras aromáticas posee numerosas propiedades beneficiosas para la salud. Acción relajante a nivel del sistema nervioso y  por su efecto refrescante, ayuda a reducir dolores, por lo que muchos geles musculares contienen su esencia.

Descongestiona las vías respiratorias y alivia resfriados. Combate la halitosis, por eso la encontramos en numerosos productos de higiene bucal.

Su nombre científico es Mentha piperita, de la familia de las Lamiaceae. Se trata de una planta herbácea perenne y aromática de crecimiento rápido que alcanza una altura máxima de 120 cm. Se incluye entre las hierbas  de mayor difusión y es apreciada por su aroma característico.

Además de su consumo en fresco, tiene un sinfín de usos industriales en la fabricación de chicles, refrescos, caramelos, helados, licores, esencias  y refrescos.

En el uso doméstico se utiliza generalmente en forma de infusión o tizana El té de menta servido frio con una buena rodaja de limón resulta muy refrescante.

 

Menta : made in casa

Si buscas un cultivo sencillo y sin mayores exigencias, la menta es una buena opción porque se adapta a todo tipo de suelos. Si bien prefiere aquéllos húmedos, tolera incluso los que están mal drenados. No necesita de mucho sol  y puede cultivarse en balcones o terrazas con pocas horas de luz natural.

Al momento de plantarla, lo mejor es tener tu ejemplar a partir de esquejes (fragmentos de las plantas separados con una finalidad reproductiva) de otra planta, aunque también es posible plantar las semillas. El procedimiento es sencillo: colocar un sistema de drenaje en la maceta, agregar tierra abonada e incorporar los esquejes de menta.