Conservacionistas defienden el Zoológico como centro de rescate


Pedro Pozas, de España, es el Director Ejecutivo del Proyecto Gran Simio que defiende a los grandes primates del mundo (gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes) de la desaparición de sus hábitats naturales en manos del hombre, sea por el crecimiento de ciudades, por la tala indiscriminada de selvas o la sustitución de esas tierras por cultivos masivos. 
De visita en Mendoza para presentar su último libro, Pozas, como conservacionista, dijo taxativamente que los zoológicos no deben cerrarse porque, hoy en día, constituyen uno de los pocos refugios de ciertos animales que están desapareciendo debido a la reducción de sus hábitats. 
María Alejandra Suarez, representante en Argentina del Proyecto Gran Simio, explicó, en este sentido, que hay poblaciones de chimpancés y orangutanes desapareciendo en el mundo debido a que no se protege a las selvas donde crecieron y se desarrollaron. “Nosotros buscamos que ellos sean trasladados a santuarios donde se podría mejorar su condición de vida y los zoológicos sirven a este objetivo del mismo modo”, señaló. 
Suárez apoyó la ley de reforma al Zoológico que prepara el Ministerio de Tierras, Ambiente y Recursos Naturales: “el proyecto me parece excelente porque ha dado participación a veterinarios y el personal del Zoo, que son quienes vienen trabajando desde hace tantos años y que conocen realmente a los animales; eso es fundamental”. 
Dijo además, no coincidir con la idea sobre que la fauna exótica como leones o tigres, tenga que desaparecer de los Zoológicos. “La gente debería saber que muchos de esos animales son rescatados de circos o de centros que cerraron y los abandonaron”, señaló además María Alejandra Suárez. 
La conservacionista, además de trabajar en el Proyecto Gran Simio a nivel mundial está a cargo del santuario de chimpancés en Argentina. En este esquema señaló que los Zoológicos son como pequeños santuarios donde pueden seguir viviendo especies que ya no pueden reinsertarse por su edad o porque su hábitat ha desaparecido.  
“El Zoológico de Mendoza siempre ha sido muy lindo, el gran desafío es siempre mejorarlo pero sin pensar en cerrarlo sino en que sea, cada vez más, un centro de rescate de animales secuestrados, heridos, mutilados, donde se los pueda rehabilitar para que ellos puedan volver a su hábitat”, explicó.
Suárez señaló, para quienes lo dudan, que hoy en día los zoológicos ya no son consumidores de fauna: “no están sacando a los animales del medio ambiente sino que, por el contrario, ayudan a sobrevivir a aquellos que habían sido retenidos por personas o empresas -como los circos- y que luego los abandonan”, dijo. 
Suárez vino expresamente a conocer al oso polar Arturo y explicó que no está de acuerdo con quienes  piden trasladar al animal bajo el simple rótulo de la “liberación”,  cuando eso pondría en riesgo su vida.
“Hay que entender que cuando un animal ya es viejito y uno no se anima ni siquiera a anestesiarlo para hacerle una evaluación, menos puede pensarse en dormirlo para viajar 24 o 25 horas porque eso es condenarlo a la muerte”, sostuvo siempre defendiendo el bienestar que se le brinda, en este caso a Arturo, en el Zoo. 

Los grandes simios sin casa 
Sobre su tema de trabajo, Pedro Pozas señaló que la situación global del hábitat de los grandes simios es caótica en el mundo: “posiblemente en 20 años habrán desaparecido la mayoría de ellos”. 
Explicó que los orangutanes están en extinción por la destrucción de las selvas tropicales en manos de las enormes plantaciones de palma de aceite (empleada para biodiesel). Auguró que, posiblemente en 15 años, el mundo se quede sin orangutanes. Lo mismo viene ocurriendo con los chimpancés. 
“Los zoológicos tienen que convertirse en centros de rescate. No estoy de acuerdo con esos grupos de ecologistas que dicen que hay que soltar a todos los animales porque nadie dice dónde se les lleva ni si están preparados para sobrevivir en la naturaleza”, dijo Pozas.