Desarrollo Social convoca a la Asamblea por la Equidad


En el marco del Día Internacional de la Mujer, se presentarán las líneas de acción para el 2018 y el informe de resultados con lo realizado hasta el momento.

El Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes, a través de la Dirección de Género y Diversidad, invita a participar en la Asamblea por la Equidad. Se realizará en el marco del Día Internacional de la Mujer el jueves 8 de marzo a las 8.30 en el recinto de Sesiones de la Legislatura provincial.

Con la participación de los tres poderes del Estado, se abordarán las líneas de acción para el 2018 y se presentará el informe de resultados de la Asamblea por la Equidad 2017. Los ejes de la agenda de trabajo para el 2018 serán: acceso laboral y equiparación salarial, corresponsabilidad en tareas de cuidado y del hogar, ecosistemas colaborativos para la autogestión de empleo, espacios de atención de la primera infancia, cupo y paridad de género, cambio cultural para una sociedad sin violencia, y prevención y abordaje del abuso sexual en mujeres, niños, niñas y adolescentes.

“Este 8 de marzo, en el contexto del paro internacional de mujeres, sugerimos juntarnos en asambleas, barrios y diversos lugares de encuentro para redefinir las relaciones de poder basadas en los roles de género. En nuestro caso, invitamos a la sociedad a la Asamblea por la Equidad como propuesta de participación plural”, expresó Silvina Anfuso, titular de la Dirección de Género y Diversidad.

La división sexual del trabajo

Es uno de los fenómenos que expresan la concentración de las mujeres en las tareas de la reproducción en el ámbito doméstico y también en determinadas actividades y puestos dentro del trabajo remunerado, produciendo sistemáticamente diferencias salariales en detrimento de las mujeres.

Por lo tanto, el concepto refiere a la presencia en todas las sociedades de una inserción diferenciada de varones y mujeres en la división del trabajo existente en los espacios de la reproducción y en los de la producción social.

Como evidencias de esta persistente existencia de procesos de sexualización de la división social y técnica del trabajo merecen destacarse: la segregación de las mujeres al trabajo doméstico no remunerado, su menor tasa de actividad laboral, la existencia de ocupaciones masculinas y femeninas, la distribución diferente de varones y mujeres por ramas y sectores de actividad, por tipo y tamaño de las empresas, y dentro de ellas por determinados procesos de trabajo, por secciones, puestos y calificaciones laborales.

El ámbito de lo doméstico en sí mismo se presenta como denigrado, por razón, patriarcal, el espacio doméstico es despojado de todo prestigio, actividades que no son remuneras, mucho menos reconocidas. Así, el trabajo doméstico se vuelve imperceptible. Y en una pareja heterosexual, donde ambos trabajan fuera del hogar con remuneraciones similares, sin embargo, se les exige a las mujeres el trabajo doméstico.

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