Megajuicio: más testimonios sobre la tortura y el horror del D2


La audiencia testimonial en el IV Juicio por Delitos de Lesa Humanidad desarrollada hoy en Tribunales Federales contó con las declaraciones de Edith Arito y Leticia Lucero. Los testimonios aportaron información sobre las condiciones de detención y torturas padecidas por los presos políticos en el D2 y sobre la desaparición de Edesio Villegas.

La primera declaración fue la de Edith Noemí Arito. Oriunda de la provincia de San Luis, fue detenida el 27 de abril de 1976 por fuerzas conjuntas del Ejército Argentino y policías de civil en la casa de su entonces novio, Mario Roberto Gaitán – quien declaró en la audiencia de ayer.

Arito, contextualizó la declaración en sus años como estudiante de Trabajo Social y en su militancia social  en el centro de salud Nº 11 de Guaymallén.

La testigo abrió el relato remitiéndose al violento allanamiento ilegal realizado en la vivienda de la familia de Gaitán, la noche que ella se encontraba allí. El operativo estaba comandado por una persona delgada con insignias militares que ordenaba a un grupo de  oficiales a propinar golpes, realizar destrozos y robar objetos de valor.

Junto a Gaitán, Arito fue trasladada al D2. “Siempre he pensado que me llevaron como carnada, para martirizarlo a él con mi martirio”, expresó. La mujer continuó con una dura declaración sobre lo padecido durante los 40 días de cautiverio en este centro clandestino de detención. “Todo era muy silencioso, se notaba en el ambiente una situación muy violenta, todas las celdas estaban ocupadas pero había un silencio sepulcral”.

A pocos días de su detención fue llevada a un interrogatorio por un exoficial apodado “el puntano”. En este episodio relató haber sufrido tortura bajo picana eléctrica, golpes y abusos. Reconoció entre los torturadores la voz de una persona que dirigía los interrogatorios.

Tras esto, fue alojada en una celda contigua a la de Gaitán, con quien pudo verse en una oportunidad. De este encuentro se desprende el cuadro desgarrador relatado ayer por Gaitán. El cuerpo de Edith estaba totalmente herido, ennegrecido por hematomas y marcado por la picana. Recientemente pudo vincular esa alevosía como causante de un cáncer padecido en estos últimos años.

Entre los detenidos en el D2 pudo identificar a grupos de presos políticos con los que coincidiera en cautiverio, entre ellos los delegados del Banco Nación y otro grupo integrado por Scafatti y Robledo.

Además identificó a un Comandante llamado Carlos y otro exoficial apodado “el Cepillo” como responsables de torturar y golpear salvajemente a Miguel Moyano. “Yo escuchaba los golpes que le daban contra mi celda”, expresó Edith en un relato turbado por crudos recuerdos.

Con entereza continuó su declaración, y aportó datos sobre el caso Edesio Villegas, a quien viera en una oportunidad al salir del baño, muy malherido por los golpes recibidos por otro oficial apodado “caballo loco”.

“Yo no tengo miedo de mirarlos y creo que sería bueno que hablen sobre lo que saben, decir cómo murieron los compañeros, dónde están”, expresó dirigiéndose al estrado de los acusados, muchos de los cuales se mostraron indiferentes ante la crudeza de lo relatado.

Luego del D2, Arito fue trasladada al Casino de Suboficiales, reconocido como otro centro de tortura en donde eran alojadas las mujeres detenidas. Posteriormente, fue trasladada a Villa devoto el 28 de septiembre de 1976 y permaneció allí hasta mediados del ’79 donde sale con libertad vigilada.

El segundo testimonio fue el de Leticia Lucero, convocada como testigo por la desaparición de Edesio Villegas. Este estudiante de periodismo, utilizaba el seudónimo de Roberto Herrera y alquilaba una de las habitaciones de la casa de Leticia en el ’75. Compartía la habitación con Miguel Rossi, estudiante de Ciencias Económicas.

Para entonces, la testigo cursaba su último año en el Colegio Central y trabajaba en el Banco de Previsión Social. “Ellos normalmente estaban en casa. A veces compartíamos reuniones familiares” refirió Lucero sobre ambos estudiantes. Tras esto, relató sobre un allanamiento realizado en su hogar, en el que sólo se encontraba su madre y Villegas. “Esa mañana llamé a mi madre y desesperada me comenta que se habían llevado a Edesio”, expresó Leticia, y relató que al llegar a su casa observó destrozos y faltantes de objetos de valor de la familia. “Mi padre insistía en denunciar esto, y en un momento le dijeron que no insistiera más, que tuviera en cuenta que tenía una hija que iba al colegio y brindaron detalles en tono de amenaza”, expresó la testigo.

La vivienda fue allanada en otras dos ocasiones tras la detención de Villegas y vigilada por oficiales.

Sobre Miguel Rossi, la testigo declaró que el día del allanamiento no se encontraba en la vivienda y que a partir de ese día nunca más volvió. “A ninguno de los dos los vimos nunca más”, finalizó.

Tras este testimonio, se solicitó un nuevo cuarto intermedio. La audiencia debate continúa el próximo martes 24 de septiembre con las declaraciones de Arnaldo Villegas, Elvira Villegas, Daniel Prieto, Horacio Maletti y Ricardo Mur.