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"Trabajar con niños de escuelas carenciadas es sumamente enriquecedor"


José Atencio tiene 67 y dedicó 39 a trabajar con niños en escuelas como celador. Su primer día fue un 26 de octubre de 1973 y en meses se jubilará después de 17 años en la Escuela Cerro Aconcagua.

– ¿Cuántos años tenía cuando comenzó a trabajar?

– Yo era lustrador de calzado y uno de mis clientes era supervisor a nivel nacional. Él fue quien me avisó que se realizaba un concurso para cubrir el puesto de celadores, que consistía en un examen de lectura, escritura y de materias básicas. Lo gané y comencé a trabajar con 28 años.

Un 26 de octubre me llegó el nombramiento, me había tocado la Escuela Nacional N° 22.

– ¿Qué es lo mejor de su trabajo?

– Lo más lindo de mi trabajo son los niños. Siempre he tenido la suerte de trabajar con niños de villas inestables y realmente son divinos. Los compañeros que he tenido y los directivos que me han tocado siempre fueron excelentes, pero lo que más me enriqueció durante estos años fueron los chicos.

– ¿Qué recuerdos ha guardado durante estos años de todos los niños con los que ha trabajado?

– A lo largo de los años creé una amistad con todos los chicos, inclusive los lazos fueron tan fuertes que en oportunidades fuei invitado por sus padres para comer en sus casas. Hoy por hoy me siguen saludando en la calle, muchas veces no recuerdo sus rostros, pero me lleno de orgullo y alegría. Tengo tantas anécdotas con los chicos que sin duda es lo mejor de mi trabajo.

– ¿En qué zonas le tocó trabajar?

– Yo siempre trabajé en barrios carenciados, en villas de emergencia. Hay que estar allí con los chicos, hay que vivir en día a día, ahí es donde se ponen en claro y se entienden muchas cosas. A veces prejuzgamos y ensuciamos sin conocer la realidad. Hay niños realmente incomparables, con ganas de superarse y de crear un futuro mejor

Por eso repito que para mi ha sido una suerte trabajar con chicos de zonas carenciadas, porque de otro modo no hubiese llegado a conocer esa realidad.

– ¿Si tuviese que elegir nuevamente una profesión elegiría la misma?

– A mí me hubiese gustado mucho aprender aviación, hubiese querido volar, pero si volviese el tiempo atrás sin duda volvería elegir la misma profesión. Trabajar con niños es muy hermoso, dejan marcas imborrables.

– ¿Hay chicos que se acerquen a pedirle una opinión o un consejo?

– Sí eso siempre sucede porque muchos chicos que son de matrimonios separados y no encuentran en su casa el soporte que necesitan. Cuando los veo decaidos les pregunto y es ahí donde tengo que sacar algún tipo de aliento para esos niños. Es una de las mejores partes del empleo, los celadores somos los primeros en recibirlos y es por eso que vamos a intentar ayudarlos

– ¿Se lleva buenos recuerdos de la Escuela Cerro Aconcagua?

– Hace 17 años que trabajo aquí y por estos módulos pasaron mis hijos Caludio, Silvia, David, Julieta y Verónica por eso me trae grandes recuerdos y por eso hasta que me jubile espero seguir trabajando aquí.

– ¿Qué se necesita para poder trabajar en una escuela con niños?

– Amor y cariño porque sin eso es imposible y además el respeto hacia los docentes y directores., La escuela funciona como una familia,  y como celador mi tarea es enseñarles a mantener la higiene de la escuela que es algo fundamental.