Tras días de intensos trabajos Irrigación restableció la distribución de agua en Potrerillos


Luego de 11 días de arduo trabajo, personal del Departamento General de Irrigación logró restablecer completamente el servicio de dotación de agua en la zona de Potrerillos. No obstante, durante ese período se mantuvo la dotación, aunque restringida.

Tras intensos trabajos se normalizó la dotación del recurso para las zonas Piedra Blanca, Valle del Sol, Las Vegas, los Zorzales y lugares pertenecientes a la jurisdicción arroyo Las Mulas, al ingresar constantemente agua al reservorio para su posterior presurización y entrega del agua.

Si bien esta maniobra ya se había iniciado la semana pasada, la importante sedimentación en suspensión que aún tenía el agua provocó que la tarea de llenado sufriera algunas complicaciones que fueron rápidamente solucionadas.

Con respecto a la situación vivida tras las tormentas, Ignacio Sepúlveda, tomero de la Inspección de Cauce de Arroyo Las Mulas, describió su experiencia: “mi hermano, Domingo Sepúlveda, es el tomero que estaba el día de la crecida del río. Yo estoy trabajando acá desde el año ’97, y nunca había visto algo así. Crecidas hemos tenido muchas, pero esto ha sido algo anormal. Desde ese día, hemos estado trabajando para limpiar acá, separar las aguas de los dos arroyos, así puede entrar agua limpia a la toma”.

Los arroyos Morterito y Alumbre son cauces paralelos que llegan hasta la toma de captación Las Mulas. Allí, si ambos vienen claros, ingresan y son dirigidos a la cisterna de distribución. Usualmente Alumbre trae más sedimentos que Morteritos, por lo cual se los separa, tomando sólo el agua clara para el reservorio. Con la crecida de barro, ambos caudales se mezclaron, rebalsaron la toma e ingresó agua turbia al sistema. Por esta razón, se interrumpió el suministro de agua a los habitantes de la zona.

Irrigación desplegó inmediatamente un operativo para solucionar el problema, poniendo en funcionamiento maquinarias y personal, durante jornadas de entre 12 y 15 horas que se extienden hasta la madrugada.

El inspector de cauce de Arroyo Las Mulas, Hugo Gramaglia, relató que “hubo gente que quedó aislada, porque hay puentes que comunican con el otro lado del río y se cayeron. Entonces, la primera tarea fue trabajar para comunicarnos con esa gente, llevarles agua y servicios; y sacar los cables que habían quedado en los cauces, para evitar otros accidentes. Nosotros tenemos dos cauces, uno con agua turbia y otro con agua clara. Los traemos separados; elegimos, desde la toma, la calidad del agua; la entubamos y la llevamos directamente a la reserva. Lo que hacemos es generar una pared en el medio para que vengan acompañándose en los últimos dos kilómetros. Las tres máquinas que puso el Departamento General de Irrigación han trabajado mañana, tarde y noche para construir esa separación”.

Roque Casas, jefe del Departamento Conservación del Río Mendoza, explicó que “para traer agua clara al reservorio se ha tenido que construir un terraplén con una base menor de 12 metros, una base menor de 6; y altura que oscila entre los 2,50 metros y los 3 metros, en algunos casos. Esto significa un movimiento de suelos de cerca de 60.000m3. con equipos a cargo del Departamento General de Irrigación y, a su vez, provisto de distintas subdelegaciones”.

Con el transcurso de los días se logró reconstruir la división entre los cauces, permitiendo que comenzara a ingresar agua clara a la toma de captación. Jonathan Naveda y Juan Carlos Orozco son maquinistas del Departamento General de Irrigación y relataron su participación en el operativo “empezamos los trabajos con la dificultad de que bajaba mucho sedimento de arriba y nos empastaba los cauces, por lo cual se cruzaban las aguas y nos dificultaba traer el agua clara a la reserva”, explicó Naveda.

Por su parte, Damaso Ozorio, responsable del complejo El Plata, explicó que “con mi hijo escuchamos el ruido y pensamos que era un camión descargando ripio, porque acá se construye mucho, pero como seguía, salimos a ver qué pasaba y vimos que venía la ola de barro, arrastrando todo. Mi mamá vive en una casa de dos plantas y la corriente llegó hasta la ventana del segundo piso. En el complejo decidimos desistir de las reservas que nos habían hecho, porque no teníamos agua y preferimos decirle a los turistas que no vengan, antes que tenerlos acá incómodos. Este fenómeno nos afectó muchísimo, porque tuvimos que devolver la plata de las reservas o reprogramarlas, pero pensábamos que iba a durar más tiempo y, sin embargo, Irrigación ha trabajado muchísimo, hasta altas horas de la noche, desde ese jueves y en los días subsiguientes. A los 11 días ya podemos tener agua, otra vez, en todo el valle”.

Otro vecino damnificado por el temporal, Fabián Fernández, afirmó que “la gente de Irrigación se ha matado trabajando, es impresionante. Están mañana, tarde y noche, se han instalado acá para trabajar de corrido. Las maquinas están funcionando a toda hora, no se puede negar el trabajo y el esfuerzo que están haciendo”.

A estas opiniones se suma otro residente del lugar, Pedro Malliozzi, quien asegura que, “dada una situación así, creo que el Departamento General de Irrigación trabajó muy bien. Están siempre hasta la madrugada con las máquinas funcionando”.

Todo el trabajo de Irrigación fue registrado, y un video muestra y cuenta cómo fueron los trabajos en Potrerillos para normalizar los cauces de agua. El video está disponible en Youtube y puede verse aquí.

Cuidar el agua, tarea de todos

Otro de los habitantes de la zona, Mauricio García, encargado de las Cabañas Cumelén, destacó la labor de Irrigación e hizo un llamado a la solidaridad de sus vecinos: “Irrigación ha trabajado muy bien. Esto fue un fenómeno climático que no podíamos predecir, fue algo que nunca habíamos visto, pero los muchachos de Irrigación han trabajado sin descanso, de día y de noche. Primero se había dicho que iba a tardar un mes restablecer el servicio de agua, pero en 11 días ya tenemos agua permanente otra vez. Eso es porque no han parado ni un segundo desde que pasó todo. Por otra parte, hay mucha gente que derrocha agua, especialmente los que vienen sólo por el fin de semana. Acá el agua no abunda, por eso tenemos que cuidarla. Si la gastamos regando jardines, lavando el auto o llenando las piletas, después no tenemos agua para vivir”.

Finalmente, el inspector de Cauce, Hugo Gramaglia remarcó “estamos ante una situación inédita, por lo que debemos colaborar todos. Necesitamos que el agua se utilice de manera responsable, sin derrochar. Aunque ya esté todo funcionando correctamente, tenemos que entender que Mendoza es un desierto y el agua es un recurso muy valioso. Aquí en la zona deberíamos tener jardines con plantas autóctonas, que no requieran de mucho riego. La cisterna con la que contamos tiene capacidad de 25 millones de litros y, distribuido entre los regantes de la zona, debería durar 25 días. Sin embargo, alcanza sólo para tres días; eso es porque no la cuidamos como corresponde. Esto requiere de la colaboración y responsabilidad de todos”.