UN FLAGELO A DESTERRAR: EL TRABAJO INFANTIL


En la Argentina de principios del siglo XX, como casi en todo el mundo, el trabajo infantil era relativamente común. Además de ser habitual, el trabajo de los niños era considerado algo natural, una etapa más en el desarrollo del individuo, especialmente si esos niños pertenecían a los estratos sociales más bajos. La ley 5.291, fruto del diputado Alfredo Palacios hace cien años, significó el inicio de la intervención del Estado, destinado a proteger a los trabajadores y a sus familias.

Mucha agua ha corrido bajo el puente en la Argentina y si bien el trabajo infantil disminuyó en relación a ese tiempo, culturalmente se mantuvo y se mantiene aún hoy, en zonas rurales y semi rurales. Por otro lado, la flexibilización laboral, el desempleo y el empobrecimiento generado en la década del 90, disparó el incremento de la informalidad y el crecimiento del trabajo infantil, que alcanzó proporciones alarmantes.

Los resultados de la primera Encuesta de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA) en el 2006, revelaron la presencia de un elevado grado de difusión de trabajo infantil y adolescente, que en general, favorece el déficit educativo.

Un documento elaborado por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación afirma que “la incorporación prematura de los niños y adolescentes al mundo laboral es contraria a nuestros valores de justicia social, de democracia, de defensa de los derechos humanos” y sostiene que cuando se afecta a la niñez en sus derechos, se afecta la ciudadanía, que se construye desde la socialización temprana y en condiciones de educación, libertad e igualdad de oportunidades y capacidades”.

El desafío justamente es garantizar las condiciones necesarias para que un niño y un adolescente crezcan en valores y en costumbres ligadas al esfuerzo, pero con la posibilidad de disfrutar plenamente los años de formación. Hoy más que nunca se hace necesario recuperar esa idea rectora que dignificó a varias generaciones en la Argentina y que se plasmó en el lema: “los únicos privilegiados son los niños”.

TOLERANCIA CERO AL TRABAJO INFANTIL

La eclosión de los grandes centros urbanos ha traído como consecuencia un marcado éxodo de trabajadores rurales. Mendoza que no es ajena a este fenómeno, necesita año a año en la época de cosecha, sobre todo de noviembre a mayo, la presencia de mano de obra de otras provincias y de países limítrofes. En muchos casos, estos trabajadores llegan con sus familias quienes al momento de arribar al lugar de trabajo, deben procurarse para sí mismos y sus familias una nueva residencia, con un alto grado de vulnerabilidad de los niños y niñas, expuestos a riesgos por accidente, violaciones y trabajo infantil o trabajo adolescente no registrado.

Los números de la Subsecretaría de Trabajo ilustran este escenario: en el primer trimestre de 2010, de las 60 empresas inspeccionadas, nueve tenían a niños trabajando y se encontró a 150 adolescentes realizando tareas en el campo y a otros 62 pequeños, que si bien no estaban desempeñando labores, estaban expuestos a situaciones riesgosas en las chacras.

El ministro de Gobierno, Mario Adaro, dice que “más allá del número de chicos que están trabajando, tenemos los de aquellos que hemos sacado de las orillas, del surco, del costado, donde el padre realiza las tareas. De esto se trata: de un tema cultural, de un problema que hace al tipo de actividad. A fines de 2009 elaboramos el programa Buena Cosecha por decisión del gobernador de la provincia. Un programa que estaba destinado a durar tres o cuatro meses, pero que se extendió hasta fines de este año. Hoy tenemos 928 chicos de 1 a 14 años contenidos en estos centros culturales. Lo que se hace es sacarlos del costado del surco en el que trabajan sus padres y para aquellos que tengan la necesidad de terminar la educación formal, puedan hacerlo y al resto, que puedan tener un lugar donde estar contenidos socio-culturalmente. Para ello, la Dirección General de Escuelas ha dotado a 78 docentes con las respectivas horas cátedra. Tenemos más de veinte centros culturales de contención, donde se les da la merienda, y se les transporta desde la finca hasta estos lugares. Es un trabajo de articulación entre Gobierno Nacional, Provincial y Municipios; inmediatamente detectado el trabajo infantil en cualquiera de sus formas, y en convenio de la Organización Internacional del Trabajo que lo denomina como la “peor forma de trabajo”, labramos el acta de infracción, clausuramos el establecimiento y hacemos cesar las tareas.

– ¿Hay más cupo para otros chicos?

– Venimos trabajando con autoridades del Ministerio de Trabajo de la Nación para seguir ampliando estos programas y también lo hacemos a través del Sindicato de Frutas Frescas y Hortalizas, que es una de las partes más importantes del programa. Si hay un norte fundamental que hemos fijado en la gestión, en el Ministerio de Gobierno y en la Provincia, es la erradicación definitiva del trabajo infantil. Es algo que hemos encarado en la lucha franca y absoluta: tolerancia cero al trabajo infantil.

– ¿Aquellos interesados que deseen llevar a sus niños a estos centros, cómo puede hacerlo, cual es el trámite?

– A través de los sindicatos o los municipios.

-¿Cómo se hace la denuncia de trabajo infantil?

– Independientemente de las actuaciones de oficio, necesitamos la denuncia concreta de quienes detecten trabajo infantil. El 4413351 es el teléfono habilitado y electrónicamente a través de copreti@mendoza.gov.ar donde se reciben estas denuncias y se canalizan estas inquietudes. COPRETI es la Comisión Provincial por la Erradicación del Trabajo Infantil.

-Hay quienes señalan que es mejor que los adolescentes trabajen juntos a sus padres, como parte de su formación y no que estén sin hacer nada.

-A través del Ministerio de Trabajo de la Nación, implementamos los programas Más y Mejor Trabajo, de empleo para jóvenes mayores de 14 años que puedan ayudar a sus padres con algún tipo de trabajo genuino y puedan colaborar.

– ¿Tiene un número de actas confeccionadas este año?

– No podría darles un número exacto, pero desde 2008 en adelante, hemos triplicado la cantidad de inspectores que tenía la Subsecretaría de Trabajo, que hasta 2007 tenía sólo 20. Hoy tenemos cerca de 70. Hemos duplicado la cantidad de vehículos necesarios para poder responder cada uno de los lugares no sólo por trabajo infantil, sino a todo lo que hace a legislación laboral, higiene y seguridad. Estamos en un promedio en lo que va del año, de alrededor de 3.000 actas de infracción.

– ¿Cómo hacen para convencer al trabajador migrante del cambio cultural?

– No se trata de convencerlos, sino de hacerles saber que la legislación está y dispone que el trabajo infantil está absolutamente prohibido en toda la República Argentina. No tenemos que convencer a nadie, sino que estamos para hacer cumplir la ley. Aunque también es cierto el planteo de que muchas veces, conforme a la franja etárea de la cual hablamos, sea una ayuda importante para el núcleo familiar. Hablamos de grupos migrantes, antes de Bolivia o Perú, ahora de las provincias argentinas, como Salta, Jujuy o Tucumán. Creo que el convencimiento no es el arma, sino hacer cumplir con las leyes.

BENEFICIOS PALPABLES

Desde febrero de este año, la Subsecretaría de Trabajo y Seguridad Social, dependiente del Ministerio de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos implementó en coordinación con los municipios, sindicatos y empresas el programa “Buena Cosecha” con la creación de 21 jardincitos y centros socioeducativos ubicados en Guaymallén, San Carlos, San Martín, Santa Rosa, Tunuyán y Tupungato.

Así, por ejemplo, a diferencia de antes cuando debían quedarse al cuidado de sus hermanos o acompañar a sus papas a la finca, los niños del jardín “Solcitos de la primavera” en Guaymallén, aprenden ahora todos los días algo nuevo. Gracias a la calidez de las maestras, en poco tiempo, ellos han logrado incorporar habilidades que tenían postergadas para su edad, como lavarse las manos, sentarse a la mesa o simplemente expresarse.

La directora del jardín Alejandra Pastrán vislumbra la esperanza de que un cambio cultural sea posible. “Cuando les explicamos, de a poco los papas van tomando conciencia de que es mejor que estén acá antes de que vayan con ellos al campo o se queden solos en casa”. Al igual que en el resto de los centros, la metodología se basa en pasar a buscar a los chicos por su casa y una vez en las salas, enseñarles hábitos y conocimientos, según su edad y necesidades. “Tenemos niños de tres años que todavía no han dejado los pañales o que no saben hablar. Otros ni siquiera tenían las vacunas al día y estaban descalzos” contó Paola Delgado, docente del jardín. Pero, el trabajo también es sistémico e integral, ya que el Registro Civil Móvil acude a documentar a los niños que aún no tienen su identidad.

Sebastián Godoy Lemos, Subsecretario de Trabajo, explica que la problemática del trabajo infantil es un fenómeno multicausal que produce consecuencias difíciles de resolver si no se lo aborda de manera integral, con políticas claras para la promoción y protección de los derechos de niños/ñas, adolescentes, hijos de trabajadores

“En relación con el trabajo rural migrante-señala- se puede estimar a partir del relevamiento realizado por los equipos técnicos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y de la Dirección de Empleo, que a la provincia ingresan aproximadamente entre 25.000 a 30.000 trabajadores o trabajadoras. En su mayoría llegan acompañados de sus familias lo que significa una alta presencia de niños y niñas. Este programa “Buena cosecha” se orienta a prevenir y erradicar el trabajo infantil así como también, a apoyar a las familias para que puedan acceder a un sistema de seguridad para sus hijos y aumenten su productividad. Los destinarios directos son 530 niños y niñas hasta 14 años, hijos de trabajadores rurales de los departamentos de Tunuyán, Tupungato, San Martín, San Carlos, Maipú, Santa Rosa y los destinatarios indirectos, 200 familias rurales, aproximadamente.

PROGRAMA BUENA COSECHA: ACTORES Y PROTAGONISTAS

La articulación de esfuerzos para que este programa de abordaje infantil funcione positivamente, integra en la Mesa Interministerial a los ministerio de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos, de Desarrollo Humano, Familia y Comunidad, Dirección General de Escuelas; los municipios de Maipú, San Martín, Tunuyán, Tupungato, San Carlos y Santa Rosa; el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación; los Sindicatos de Frutas Frescas y Hortalizas de Cuyo, de Obreros y empleados de Viñas y Afines (SOEVA), Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) y las siguientes empresas: La Campagnola – Grupo Arcor, Bodegas y Viñedos O Fournier S.A, Bodegas y Viñedos Crotta SA, Catena Zapata, Viñedos de Don Antonio – Pulenta Estate, UNITIVA, Bodega Familia Zuccardi, Clement SA, Schirlley Hinojosa, y El Trupial SA y VALOS.

Los municipios están comprometidos en el adelanto del gasto en transporte, equipamiento e insumos; las empresas en aporte de de infraestructura y material didáctico, en tanto que los sindicatos brindan material didáctico e insumos. Se articula con el Registro Civil Móvil para emitir los DNI para niños y niñas asistentes a los Centros. Y se ha implementado la línea del 102 para denuncias por violación de los derechos de los trabajadores migrantes y sus familias.