Objetivo de Creación

Fue creado para la protección ambiental de su invaluable riqueza natural: importantes glaciares, cuencas hídricas, fauna, flora y vegas altoandinas. Este parque también tiene por fin preservar los sitios y materiales arqueológicos allí existentes. Además fue creado para regular el uso público de las actividades deportivas como caminatas y andinismo, entre otras.

Aconcagua fue declarado Parque Provincial en 1.983 con 71.000 hectáreas con el fin de conservar los valores naturales y culturales de la zona.

La importancia de este Parque reviste en que se encuentra emplazado en el imponente marco de Los Andes Centrales albergando en su interior invaluables riquezas patrimoniales.

El área protegida posee uno de los recursos naturales más valiosos del planeta, el agua dulce, la cual se encuentra contenida en los glaciares y cabeceras de cuencas. Otro valor de vital importancia es la diversidad animal y vegetal que alberga, ejemplo de esto son las vegas que por su variedad y productividad son una de las bases fundamentales del sostenimiento de la cadena trófica altoandina. Sin dudas, el Cerro Aconcagua (6962m) que da nombre a la reserva, es la principal atracción siendo la montaña más alta del Hemisferio Occidental.

Otros valores a preservar

Numerosos glaciares y cabeceras de cuenca alimentan vertientes, arroyos y ríos –Vacas y Horcones-, lo que significa un altísimo valor en recursos hídricos. Sumando aproximadamente 32 km2 dentro del área, los gigantes de hielo más destacados son los Ventisqueros Güssfeldt, Horcones Inferior y Superior, las Vacas y Glaciar de los Polacos.

 

Antropología e Historia

La región del Aconcagua ha sido transformada ancestralmente por el paso del hombre, desde los pueblos originarios hasta la conquista española. Luego, en el mundo contemporáneo con el ferrocarril, la ruta trasandina, hasta la actual práctica del montañismo; el paisaje natural se ha visto moldeado por la cultura. Los alrededores del macizo fueron ocupados por distintos grupos sociales.
Los ejércitos del legendario Imperio inca procedentes del Cuzco, invadieron el sector de la cordillera central, dejando su huella, en la zona de Aconcagua, con una extensa red vial: el camino del Inca o Qhapac Ñan. Éste unía una gran diversidad de parajes y grupos sociales de los actuales países de Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. En la zona de Aconcagua, un grupo expedicionario halló en el flanco de la actualmente llamada “Pirámide” del Aconcagua, un fardo funerario, de origen incaico, de un niño con ofrendas asociadas -sacrificio ritual o “capacocha”-, evidenciando el paso de esta grandiosa civilización.
Actualmente una parte del territorio de Mendoza integra el Qhapaq Ñan o camino del Inca, en el tramo “Ciénaga del Yalguaraz-Puente de Inca”. En este recorrido se incluyen porciones del Sistema Vial Andino transversal más austral del Tawantinsuyu (conjunto de territorios del imperio incaico). Además, asocia al camino inca los dos sitios ceremoniales de altura más australes y orientales de todo el recorrido. Uno de ellos está situado en el Aconcagua, el cerro más alto de América.

El Santuario del Aconcagua – Pirámide del cerro Aconcagua
El Qhapaq Ñan debe ser entendido como un sistema, donde cada segmento de camino, cada sitio, representó un eslabón importante en la propuesta política del Tawantinsuyu. Esto muchas veces se lo ve reflejado en las ofrendas halladas en algunas montañas como el cerro Aconcagua, donde a más de 5.000 metros de altura se realizó una ceremonia con la ofrenda de un niño de 7 años y, entre los elementos ofrendados se hallaban figurillas hechas de una valva marina -Spondylus sp- que proviene exclusivamente de las aguas marinas cálidas del Ecuador, a varios miles de kilómetros. Esto demuestra el poder de organización y circulación de bienes suntuarios y de todo tipo por la vasta geografía andina, donde el sistema vial fue el principal instrumento.

La pirámide del Aconcagua corresponde a un santuario de altura, donde se halló el cuerpo momificado de un niño de 7 años de edad. Dentro del fardo funerario se encontraron estatuillas humanas y de llamitas que han sido interpretadas como acompañantes del ser sacrificado en su tránsito al “Más Allá”. El enterratorio, hallado en el año 1985, se encuentra integrado a una cadena de santuarios de altura que de forma ininterrumpida jalona la cordillera de Los Andes desde el sudoeste del Perú hasta el centro de Chile y el oeste de la Argentina. El recinto arqueológico se encuentra en el borde de un talud con caída a un precipicio.
Fuente: Dirección de Patrimonio Cultural y Museos/Ministerio de Cultura.