Efectos de sorpresa y “lalengua” de la transferencia

Crónicas y Experiencias

Efectos de sorpresa y “lalengua” de la transferencia

El fenómeno de sorpresa tiene algo de originario” (Lacan 1958-1959)

En este artículo intentaré demostrar lo que he aprendido de lo que podríamos llamar el fenómeno de la sorpresa en el campo de la transferencia y dar testimonio de aquello que en mi práctica ha precipitado a este respecto en relación a la psicosis.

Podemos aprender regularmente de la verificación, pero sobre todo de lo que se nos presenta en forma de sorpresa. Es por medio de la sorpresa que podemos recoger, tal vez, lo mejor, como nos dice Miller (2005: 17). La sorpresa en relación con el asombro, por ejemplo, requiere una distinción semántica: mientras que el asombro es un estado mental que dura lo que es capaz de durar, la sorpresa tiene algo discontinuo y disruptivo. Esto significa que no nos conformamos con la sorpresa de la misma manera que nos conformamos con el asombro. Una sorpresa que dura ya no es una sorpresa según Miller (ibidem). Estos enunciados revelan que la sorpresa engendra una temporalidad extraña, extraña porque se refiere a “un momento que no es homogéneo en relación con el resto del tiempo” (Miller, 2000: 8). Lacan, por otro lado, nos dice que la sorpresa produce un hiancia, que se presenta como un hallazgo. Un hallazgo que es al mismo tiempo una solución, aunque no necesariamente terminado, incompleto, pero que tiene un valor único (Lacan, 1964: 30), y como este hallazgo siempre está a punto de escapar, se abre a una dimensión de pérdida. Así, el hallazgo, que el inconsciente inaugura, a través de bromas, actos fallidos, síntomas y sueños-tal como fuera descubierto por Freud-está marcado por la discontinuidad y la vacilación.

Aunque Miller ha tomado una ruta muy estimulante para demostrar que la sorpresa tiene más que ver con la neurosis que con la psicosis, refiriendo esta última al orden del enigma; sin embargo, en este trabajo haremos un trayecto más próximo al de Emmanuel Fleury, quien sitúa el fenómeno de la sorpresa tanto en la neurosis como en la psicosis. Fleury en Conciliábulo de Angers (2005: 63) apoya la tesis de que lo que distingue la sorpresa psicótica de la sorpresa neurótica depende de la articulación con el Otro. La sorpresa del psicótico sería la sorpresa del Otro. En la neurosis, la sorpresa no parece provenir de lo real, sino de los avatares de lo simbólico, es decir, a través de las formaciones del inconsciente, como los sueños, los actos fallidos. Por lo tanto, no vendría de un Otro real, sino de un Otro simbólico. En las psicosis, sin embargo, la sorpresa es revelada por un Otro real. A menudo encontramos en la clínica que el neurótico se sorprende cuando por un momento percibe la inconsistencia del Otro, apresurándose a ocultarlo. Por otro lado, podemos observar en la clínica con psicóticos que éstos se sorprenden ante un Otro sin falta, pleno de goce: con la consistencia del Otro. La hipótesis en que apoyamos este trabajo es que el enigma y la perplejidad causada por la ausencia de articulación significante no excluyen la sorpresa. Miller delimitó el enigma como algo que concierne a un significante reconocido como tal, pero que, sin embargo, no puede enunciar aquello que quiere decir. La sorpresa nos parece ser un intento de recuperar algo del enigma, un intento de recuperar algo de la separación entre significante y significado. Trataremos de demostrar esto a través de la viñeta de un caso trabajado por nosotros en el contexto de una institución psiquiátrica: se trata de un joven autista y ciego, que en el primer período de su tratamiento nos hizo preguntar si ya se estaba realizando un trabajo de transferencia en el intento de forjar un vínculo social.

Creemos que la transferencia en el campo de la psicosis ocurre de una manera diferente de la que comúnmente ocurre en el campo de las neurosis. En las psicosis, el sujeto supuesto saber no es compatible con la transferencia, ya que el saber se encuentra del lado psicótico. Por lo tanto, podemos decir que el motor del trabajo que apoya la transferencia en esta clínica no es el sujeto que se supone que debe saber, sino lalangue. El término lalangue es un neologismo creado por Lacan en 1972 a partir de un lapsus hecho por él en el seminario O peor… al referirse al diccionario de psicoanálisis desarrollado por Laplanche y Pontalis llamándolo Lalande. Este lapsus le permite a Lacan señalar los efectos del inconsciente al romper con el efecto del diccionario. Lacan, cuando se refiere a lalangue, lo ubica como dicho materno (1972-73: 188) y aluvional, basado de hecho en los malentendidos y las homofonías dejadas por otros hablantes. Lacan muestra que lalangue no se usa para comunicarse, y que el lenguaje está hecho de lalangue, siendo una “elucubración de saber sobre lalangue” (p.190). Al desarrollar el concepto de lalangue Lacan (1972) dice que “el inconsciente es el testimonio de un saber, que en gran medida escapa al ser hablante” (ibidem) y que esto se refiere a los efectos de lalangue, en la que se presentan los afectos que permanecen enigmáticos. En este momento, Lacan presenta el inconsciente como saber, “saber hacer con lalangue”. (Ibidem)

Al ubicar que el lenguaje no es solo comunicación, es decir, que no está marcado solo por el significado, Lacan hará importantes consideraciones sobre el significante en su dimensión de Uno. Lacan considera que el S1, ese Uno, enjambre, como significante amo, “es lo que garantiza la unidad de copulación del sujeto con el saber” (p.196), lo que le otorga no un lugar cualquiera sino un lugar significante que permite que la cadena se sostenga. Lacan circunscribe el Uno encarnado en lalangue como “algo entre el fonema, la palabra, la frase e incluso entre todo el pensamiento” (ibidem). Con la introducción por parte de Lacan del concepto de lalangue, se puede observar que los efectos del significado quedan elididos en función de la desarticulación de la cadena, y cuando eso ocurre el significante al ser dicho – no solo sitúa una pérdida de goce sino que también produce goce. Este nos parece ser el aspecto destacado por Lacan en Televisión, al decir: “estas cadenas no son de sens, sino de jouis-sens” (1974: 25).

Aunque muchos autores afirman que los niños o jóvenes autistas no alcanzan la alienación, estamos de acuerdo con Bastos (2003) en que el hecho de que admitan la presencia del analista y respondan a él demuestra que no les falta alienación; pues esto ya se refiere al campo del Otro. Esto no significa que haya un par de significantes diferenciados, sino una tentativa de explicar la ausencia del par primordial. Luego, la clínica nos permite vislumbrar un horizonte en el cual, al dar tratamiento al Otro devastador que lo acosa, el sujeto, incluso sin tener la inscripción del falo que organiza su mundo, presenta una posibilidad de invención. En esa medida, incluso si no se establece la cadena significante, puede surgir un lugar que no sea anónimo, a partir de la apuesta por el deseo, lo que hará que el sujeto se reconozca en aquello que le hace enigma.

Arthur
Arthur, de 16 años, llega a la institución por primera vez acompañado de su madre. Nunca antes habían procurado tratamiento, realizando solo unas pocas actividades pedagógicas en una escuela a la que asiste. No construye oraciones, sin embargo, ocasionalmente emite algunas palabras. Con motivo de su primera entrevista y al final de la misma, después de permanecer sentada y en silencio durante todo el tiempo, su madre revela el gran interés del chico por la música. Como había una pandereta a nuestro lado, la tomé y comencé a tocarla y a cantar la canción “Maracangalha”(1). La madre dice: “¡él no conoce esta canción!”, entonces observo que algo lo había “tocado”: su expresión facial cambia. Al final de la entrevista, los acompaño a la puerta y les digo: “¡hasta la próxima!” Y para mi sorpresa, Arthur canta la canción “Maracangalha” en su totalidad, sin intercambiar ni olvidar palabras, en un solo bloque. La madre revelará, en entrevistas posteriores, que a partir de ese día, comienza a cantar la canción “Maracangalha”, varias veces al día. Por lo tanto, Arthur y yo comenzamos una experiencia lenguajera que llamé “Maracangalha”, donde cantamos la canción conjuntamente. Esta experiencia lenguajera también se produjo por teléfono, en dos ocasiones, cuando era necesario reprogramar los horarios de las entrevistas; su madre le preguntó si deseaba hablar conmigo, inmediatamente tomó el teléfono, cantando “Maracangalha”. En las entrevistas que siguieron introdujimos una escansión en el uso de “Maracangalha”, comencé a cantar la primera oración: voy a Maracangalha… y él respondió: yo voy… y vuelve a cantar: … si Anália no quiere venir, yo voy solo… Arthur seguía, yo voy con el sombrero de paja, yo voy… Después de un tiempo, la madre me dice que a través de esta música él logró caminar por la casa, sin restringirse a su habitación, como era habitual. Ella comenta sobre este hecho, haciendo una observación: en lugar de decir “Maracangalha”, dice: “Maracangaia”. En respuesta a este dicho materno, Arthur canta la canción “Maracangalha” en su totalidad, y cada vez que pronuncia la palabra Maracangalha, la escandía de la siguiente forma: “maracanga…lha!”, acentuando la separación de los fonemas. A partir de ese momento, Arthur puede continuar su tratamiento a través de un taller de música. Este trabajo realizado con Arthur, en el que nos acercamos a una lalengua de transferencia, es una apuesta a que el goce del “Uno”, el goce autista, pueda descomponerse, por sorpresa, en versos.

María Fátima G. Pinheiro
Psicoanalista, Río de Janeiro
Miembro de la Escuela Brasileña de Psicoanálisis
Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis

Nota de traducción: Maracangalha es una canción muy popular, del célebre músico brasileño Dorival Caymi

Referencias
Bastos, A. Entre o ser e o sujeito: a alienação; interrogações acerca do autismo. In: Pinheiro, Teresa (org.) Psicanálise e formas de subjetivação contemporâneas, Rio de Janeiro: Contracapa, 2003.
Lacan, J. (1972) O Seminário. O saber do psicanalista (inédito).
_______ (1972-73) O Seminário. Livro 20: Mais, ainda. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1985.
______ (1974) Televisão. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1993.
Miller, J. A. A erótica do tempo. Rio de Janeiro: Latusa – Escola Brasileira de Psicanálise, 2000.
_______ La psicosis ordinaria: la convención de Antibes. Buenos Aires: Paidós, 2006.
_______ Los inclasificables de la clínica psicoanalítica. Buenos Aires: Paidós, 2005.
Pinheiro, M. F. Autismo e Devastação. Dissertação de Mestrado do Programa de Pós – Graduação em Teoria Psicanalítica, Universidade Federal do Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, 2008.
Traducido y establecido por Hernán Vilar Goenaga y Gastón Cottino con acuerdo de la autora.