Tres notas sobre el empuje a la Hiperdisciplina

Dispositivos, psicoanálisis y salud pública

Tres notas sobre el empuje a la Hiperdisciplina

“Si se puede simular el plus de goce, eso mantiene mucha gente entretenida”. Jacques Lacan.


1- El Amo “sin cabeza” de la Hipermodernidad (1)

Quisiera compartir aquí una cita de Michel Foucault que me ha apelado especialmente: se encuentra en la “Historia de la sexualidad “, Volumen 1 : “La voluntad de saber”; y allí se plantea: “…en materia de ciencias sociales, aún no se ha guillotinado al Rey”.

A más de treinta años de esta afirmación, en la llamada hipermodernidad, se me ha ocurrido preguntarme qué habrá sido de la cabeza del soberano.

Efectivamente, parece: el Rey ha sido decapitado, pero con sorpresa vemos surgir del tajo, como si se tratara de la Hidra de Lerma, tres cabezas: El Mercado, La Ciencia y La Técnica. La corona ha ido a parar, cual capirote, a la testa de una soberana bastante voluble y desorientada: La Opinión Pública.

Con semejante Corte, es oportuno pensar en las características que toma en nuestros días el ordenamiento que por vía del derecho positivo se hace de los discursos imperantes. Una legalidad basada en evidencia, acumulación de pruebas que vía la digitalización, ya no reconoce los límites de espacio y tiempo.

La transparencia, esa pasión de la sociedad contractual, gestionada por los medios masivos de comunicación llega por exceso a invisibilizar.

Así la técnica, como política de forclusión de la política, nos presenta de la mano de las ciencias y el mercado al saber como una mercancía más (obsolescencia programada incluida), en el flujo incesante de los gadgets ofrecidos en la era del “capitalismo sin fricciones”.

La declinación de las figuras de autoridad basadas en experiencia, y su reemplazo por modelos simulados de gestión replicable, son solidarios de las formas más duras de segregación.

El ordenamiento por el derecho de los discursos que se ocupan de la Salud Mental presenta en esta época un rasgo particular que me interesa señalar: Se trata de las “buenas prácticas standard”, basadas en evidencia calculable, mensurable, predecible, replicable.

La producción de pruebas positivas conduce a la proliferación de pericias y peritos; aquello que se ha denominado “la inflación de las especialidades”, la promoción ilimitada de “saberes expertos”.

Quienes recibimos en nuestros consultorios (o en otros ámbitos de trabajo) a niños y adolescentes somos requeridos con frecuencia a informar: a la escuela, a los gabinetes, a los tribunales, y aún, a las empresas de medicina pre-paga y obras sociales, sobre la marcha de nuestros tratamientos, la frecuencia con que vemos a los chicos, etc.

La subordinación a protocolos de evaluación, tal como el mapa del Imperio del que hablaba Borges, no deja de tener efectos en lo Real.

Cada vez que concurrimos a una escuela para conversar con los maestros o con los responsables de los equipos de orientación escolar, se firman actas, se contribuye a engrosar un legajo, que a veces tiene la eficacia de un prontuario policial. Ex-esposos que disputan la tenencia de los hijos solicitan pericias sobre los niños o las madres. Padres que “ejerciendo sus derechos de usuarios” se dirigen a nosotros exigiendo solución a problemas en relación con hijos sobre los cuales reconocen poca o ninguna responsabilidad, se dirigen al “docto especialista” como si de un técnico en electrodomésticos se tratara, reclamando un “arreglo garantizado”. Se acumulan informes, historias clínicas, diagnósticos multi-axiales, que contribuyen a etiquetar a estos sujetos, y poco a poco, empujarlos a una adaptación procustiana o a su segregación.

1- Del asistencialismo al clientelismo

“Allí donde hay una necesidad nace un derecho” Eva Perón

Durante buena parte del siglo XX, las reivindicaciones sociales de los sectores históricamente más desfavorecidos, aun en el seno del llamado mundo capitalista, estuvieron orientadas por el ideal de progreso y bienestar; podríamos situar en este contexto una serie de políticas cuyo imperativo podría formularse del siguiente modo: “Si es necesario, deberá ser posible” .De allí que surgieran, lo que podríamos llamar los dispositivos asistencialistas, cuya critica excede los propósitos del presente trabajo. Solo me limitaré a resaltar que en la búsqueda de soluciones “para todos”, muchas veces lo público avanzaba sobre lo privado (campañas obligatorias de vacunación, programas compulsivos de control de la natalidad, barreras sanitarias, penalización del consumo de sustancias, etc.)

Con el fin de la Guerra Fría y el predominio de las ideas neoliberales, el paulatino retroceso del “estado de bienestar”, fue dando lugar a la caída de los marcos regulatorios, favoreciendo así la desaparición de las fronteras entre lo público y lo privado, a expensas de lo “privatizado”.

De esta manera, muchas de las gestiones que los agentes del Estado fueron abandonando, quedaron en manos de diferentes Fundaciones, ONGs, o programas de “Responsabilidad Social” de las empresas, que de esa manera alivian su carga impositiva, a la vez que le dan un cierto lustre de beneficencia a sus negocios.

Como muchos de estos programas sociales son financiados por organismos multilaterales de crédito, y otras veces mediante el “fundraising”, deben garantizar el éxito y la replicabilidad de sus acciones, sometiéndolas al control de comités de evaluación, paneles de consenso de “expertos”, y sostener a su vez políticas de fidelización a través de asociaciones de usuarios, que muchas veces ofician de lobbystas ante los poderes públicos.

A menudo encontramos en la gestión pública que diversas áreas se han “tercerizado“; las consecuencias son idénticas.

Este cambio en los modelos de gestión invierte el paradigma anterior: En el mundo globalizado ya no se trata de “si es necesario será posible”; hoy, lo que es posible, debe ser necesario… ya que los programas y soluciones para todos se rigen según las reglas del mercado, y los derechos se han transformado en derechos del consumidor.

Como la satisfacción debe ser garantizada, si un programa no funciona, se propone otro, y otro; como con los planes de telefonía: se superponen ofertas a quien ya no es más destinatario de un programa asistencial, sino cliente de un sistema.

Como bien postula la Teoría General de los Sistemas, todo sistema se auto regula; el problema es que esa auto regulación, deja por fuera lo contingente, arrasa con lo particular, y en su movimiento centrifugo expulsa a todo quien no se adapte. Esto rige tanto para los asistidos como para los profesionales intervinientes.

En una experiencia reciente, en el sur de la Provincia de Buenos Aires, junto con Beatriz Udenio, fuimos consultados por los responsables de la articulación de programas nacionales, provinciales y municipales destinados a la reinserción social de menores judicializados.

En uno de los casos puestos al trabajo, sobre una chica de 16 años, había 18 equipos interviniendo. Por supuesto que más allá de algún dato anecdótico, la niña en cuestión no dejaba de ser un dato estadístico, una presentación en Power Point: El caso 1, una superposición de etiquetas policiales, judiciales, psicológicas, sociológicas, morales, etc.

Si bien habíamos sido convocados y presentados como “expertos”, la apuesta fue “incluirnos afuera” de esa etiqueta lo que nos permitió abrir una conversación.

Aunque se trataba de un grupo muy grande y muy diverso de participantes, algo de lo que llamamos la practica entre varios pudo pasar, ubicar que hay lo incurable, lo ineducable, lo ingobernable; produjo cierto alivio en las tensiones imaginarias y un relanzamiento del trabajo.

Agujerearnos, esta vez jugando con el oxímoron “Me incluyo desde ahuera”, el precipitado de una preciosa experiencia del CIEN Brasilero, permite ilustrar de qué fecunda manera cada uno de nuestros encuentros nos deja “un poco cambiados”.

La época nos empuja a un saber trans, hiperdisciplinar, un saber experto y garantizable, que se pueda probar como “la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad”; los psicoanalistas estamos advertidos de “que por la verdad se dan de a palos”, que siempre es no-toda; y que el saber es lo que cada uno puede inventar con su síntoma.

Ante a esta banda de Möebius que lía en un sin fin posibilidad y necesidad; el desafío cada vez es hacer lugar a lo imposible y saber plegarse a la contingencia.

3- ¿Quiere Usted ser Hipernormal? “La bella indiferencia” de los especialistas…

“…. Observen con atención la conducta de esta gente,
la encontrarán rara, pero admisible,
Inexplicable, aunque común,
Incomprensible, mas dentro de las reglas…

Desconfíen del acto más trivial y en apariencia sencillo,
Y examinen sobre todo lo que parezca habitual

Les suplicamos expresamente:
No acepten lo habitual como una cosa natural

Pues en tiempos de desorden sangriento,
De confusión organizada,
De arbitrariedad consciente,
De humanidad deshumanizada,

Nada debe parecer natural
Nada debe parecer imposible de cambiar”

Bertolt Bretch “La Excepción y la Regla” – 1930

Algunos rodeos en busca de un guión:

Durante el VIII Congreso de la AMP en Buenos Aires, en Abril de 2012, Adolfo León Ruiz, un colega de la NEL a quien agradezco haber sido lector de mi presentación, me señaló de modo muy certero que hablar de “adaptación procustiana o segregación” tal vez no fuese muy acertado, ya que el lecho de Procusto, además de un caprichoso intento de “calibrar” a los desdichados que caían en manos del tirano, es el prototipo de una maquina de segregación: Subnormalidad : por déficit o por exceso: “Si no das la talla: te estiramos en el Potro; si te excedes, eliminamos lo que sobra”.

A la medida del Amo antiguo, se disciplinaba a las poblaciones; de Esparta a Prusia, de allí a la Francia napoleónica, y así hasta bien entrado el siglo XX; el asunto era “dar la talla”: En las sociedades disciplinarias se trataba de los cuerpos.

La biopolítica se ejecuta en prácticas higienistas, psicotécnicas, pedagógicas, arquitectónicas, etc. Así se distribuyen espacios, se prescriben conductas, y se organiza el tiempo, una administración de la vida cuyas jerarquías giran en torno a lo que Foucault llama el “paradigma de la escasez.” Espacios bien delimitados, horarios estrictos, y conductas tipificadas para una vida organizada en términos de restricciones y que ofrecía un número muy limitado de opciones.

En nuestra época de “realidad aumentada”, que promete “satisfacción garantizada o le devolvemos su dinero”, y donde la normalidad se define cada vez más en torno al exceso, es preciso ubicar bajo que ropajes se nos presenta el imperativo de “dar la talla”.

Me voy a servir del recorte de una experiencia extraída del Fórum 3 “Lo que la evaluación silencia, la infancia bajo control “, al que tuve oportunidad de asistir en Junio de 2012, en Sevilla, España.

Con la indicación de no leer el prospecto- (No se preocupen, es TDAH)

Un joven ingeniero de Barcelona, padre de un niño de cuatro años, es quien toma la palabra en la mesa “La medicalización de la infancia”, lo acompañan el Defensor del Pueblo y del Menor de Andalucía, el coordinador del programa de pediatría social del Hospital Valme, de Sevilla, y anima el debate un psicoanalista de Madrid, quien es a la sazón Presidente de la Plataforma Internacional contra la medicalización de la infancia.

El relato de este joven padre no hace sino “refrescar” en la memoria de quienes trabajamos con niños, una historia tristemente reiterada: Por indicación de la escuela, el niño es derivado a un neurólogo, quien lo diagnostica como TDAH, y le prescribe Metilfenidato y Risperidona, mientras dice a los padres -” No se preocupen, es TDAH”- y les da la expresa indicación de no leer el prospecto. Pasan los meses, y el niño curioso, inquieto y alegre se presenta cada vez mas retraído y además, ha perdido el apetito y el gusto por jugar; en una revisación con la pediatra, esta se manifiesta preocupada porque el niño “no da la talla” esperada para su edad; y lo atribuye a la medicación, en ese momento los padres se sienten autorizados a dudar de las indicaciones del neurólogo; quien por toda respuesta a su inquietud plantea que son “efectos colaterales esperables.”

Esta historia continua con la consulta a una psicoanalista y el cambio de escuela, una nueva oportunidad para este niño que “no da la talla” y para sus padres a quienes las etiquetas y prescripciones no adormecieron en su responsabilidad.

Durante el debate, intervine preguntando a los médicos de la mesa si la prescripción de Risperidona (un antipsicótico) buscaba atenuar los efectos colaterales del Metilfenidato, (un derivado anfetamínico ) que en muchos casos produce alucinaciones en niños y adolescentes sometidos a tratamiento de acuerdo al protocolo establecido para el TDA y TDAH. y si no era alarmante el uso frecuente de estas drogas cuyos efectos ciertamente son bastante devastadores.

La respuesta que obtuve del pediatra me dejo perplejo- “Hay abundante evidencia estadística y muy buenos resultados en el tratamiento de esas patologías, aunque de todos modos no se preocupe, yo no prescribo esas drogas, esos casos los derivo a neurología”.

“No se preocupe, no lea el prospecto, no haga preguntas incómodas, remítase a la evidencia estadística, llene este formulario, sonría, lo estamos filmando”, son imperativos de adaptación propios de las sociedades de control.

La tensión entre saber, verdad y simulacro. La cínica exigencia de pruebas y evidencias en la era del montaje; la enunciación anónima, que a veces se presenta bajo la forma de consensos de especialistas, ejercen una coerción disciplinante que encorseta a los profesionales en protocolos elaborados mas en base a especulación económica que en genuina investigación científica.

Este orden de cosas, como hemos tenido oportunidad de constatar no solo en el Fórum sino en cada encuentro con profesionales de las más diversas disciplinas, es fuente de intensa frustración y malestar, que muchas veces subyace enmascarada como una aparentemente cómoda sumisión, como una “bella indiferencia”.

¿Quiere usted ser Hipernormal?

GPS, Google Earth, cámaras de vigilancia, rastreadores satelitales, tomógrafos, resonadores, ecografías 4D, tabletas y televisores inteligentes, van configurando un nuevo entorno, una nueva realidad ordinaria, una hiperrealidad, donde la norma es el exceso, la promesa de un derecho al goce sin límites.

El ascenso al cenit del objeto se verifica en el paradigma del déficit: a cada uno la prótesis o molécula que lo complete, a cada uno su etiqueta y su perfil de consumo…

Lacan nos invitaba a “estar a la altura de la época”, lo que no significa “dar la talla” adaptando nuestras prácticas a este empuje a una hiperdisciplina que todo lo abarque, sino sostener la dignidad de la falta, de aquello que cojea, por más que se le pongan patas biónicas; por eso la importancia de sostener ese pequeño signo (-) cuando hablamos de inter-disciplina en el CIEN.

El guion como indicador de una operación de sustracción, como intervalo, como espacio, como vacio de saber operando, es lo que posibilita la conversación con otros saberes disciplinares, la practica entre varios.

El guion, es preciso recordar: también puede ser un conjunto de notas, referencias, que ayudan a veces a tejer una trama.

Bibliografía
Giorgio Agambem: “Medios sin Fin” Biblioteca de Filosofía Editora Nacional Madrid 2002
Jean Baudrillard: “Cultura y simulacro” Kairós Barcelona 1978
Bretch, Bertolt “La excepción y la Regla” Cátedra Buenos Aires 2006.
Michel Foucault: “Historia de la sexualidad 1 – La voluntad de Saber” Ed. Siglo XXI 1977
Nestor García Canclini: “Diferentes, desiguales y desconectados”. Gedisa 1997
Eric Laurent: “La vergüenza y el odio de si” Freudiana 39 – Paidós Barcelona 2004
Jacques Lacan: El Seminario Libro XVII “El Reverso del Psicoanálisis” Paidós Buenos Aires 1992
Mauricio Lazzarato “Políticas del acontecimiento” Tinta limón Buenos Aires 2005
Manzotti, Nicoletti, Udenio y Vilar: “Impossible is Nothing – Quo Vadis?” EnterCIEN Buenos Aires 2008
Jacques Alain Miller: “Punto Cenit /, Política, Religión y el Psicoanálisis “Colección Diva Buenos Aires 2012
Hernán Vilar: “Las ropas nuevas del Amo” El Niño 11 Nueva Serie – Buenos Aires 2009
Wajcman, Gerard: “El ojo absoluto” Manantial Buenos Aires 2011
Slavoj Zizek: “A propósito de Lenin- Política y subjetividad en el capitalismo tardío” Atuel/Parusía Buenos Aires 2004

Hernán Gustavo Vilar Goenaga
Psicoanalista. Miembro de gestión del CIEN
Miembro de la EOL
Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis

(1) Este trabajo es el precipitado de una serie de conferencias realizadas en la sede Málaga de la ELP,España, la Universidad Centroamericana de Ciencias Sociales- UCASIS, San José de Costa Rica, y en el Hospital Zonal de Esquel, provincia de Chubut, Argentina.