Manejo de caprinos a campo


En este artículo nos vamos a centrar en el manejo general de los factores con que contamos, al trabajar a campo con las cabras y por ello nos referiremos principalmente a los aspectos de manejo de los recursos del pastizal natural y su relación con el manejo y ordenamiento del piño o hato caprino.

En la Provincia de Mendoza  se puede decir que los caprinos están asentados en su mayoría, con excepción de algunas áreas bajo riego, en las áreas de pastizales naturales, es decir zonas de secano (donde el aporte de agua es realizado por las precipitaciones)

La actividad caprina en Mendoza se desarrolla principalmente en el área de secano, la cual cuenta con una importante superficie de pastizales naturales, con distintas regiones de diferentes realidades de producción.

Así encontramos en nuestra provincia, caprinos en importantes zonas como la pedemontana, la centro-norte y la zona sur patagónica con sus distintas características ecológicas y productivas, las cuales deben estudiarse por separado.

El denominador común de estas regiones de escasas precipitaciones y de pastizal natural del desierto, es su fragilidad, característica que se manifiesta ante los errores de manejo o falta de conocimiento por parte del hombre en conjunto con sus animales en pastoreo, produciendo una fácil tendencia a la degradación, lo cual trae aparejado una disminución de la producción total de forraje por hectárea, además de una mayor susceptibilidad a efectos erosivos.

Estas condiciones, generalmente desfavorables son muy bien aprovechadas por las cabras las cuales se adaptan a condiciones donde otro tipo de animal no podría sobrevivir.

Así debe mencionarse a la cabra como un animal esencialmente ramoneador , por lo cual no tiene dificultades para explorar el estrato vegetal hasta 1,80 metros de altura por su capacidad de verticalizar el cuerpo, apoyándose en el tren posterior y así satisfacer sus necesidades alimenticias mejor que otras especies.

Existen parámetros o medidas que se suelen utilizar en el campo, las cuales son indicadoras y nos dan una ayuda al momento de programar el uso (pastoreos, descansos, etc.) de los recursos vegetales o forrajeros con que cuenta el área de pastoreo. Son de gran utilidad y debemos siempre tenerlas presentes y familiarizarnos con ellas, para lograr un manejo del campo racional y sustentable en el tiempo. 

Así podemos mencionar:

Carga animal: es un parámetro o medida muy utilizado por técnicos y productores de ganado para medir los requerimientos de alimento de los animales siempre referido a la cantidad de forraje disponible.

Forraje disponible              

Ejemplo:       200 kg forraje anual hectárea

Requerimientos de alimento

492 kg. alimento anual hectárea

En el ejemplo es igual a 0.40 cabra por hectárea de campo o lo mismo que decir 4 cabras cada 10 hectáreas.

Exceso de carga o sobrecarga: En muchos campos ganaderos estos parámetros de carga animal no son respetados adecuadamente por diversas causas y traen aparejados problemas de sobrecarga o sobrepastoreo muy difíciles de revertir

Aumentar la cantidad de cabras en el campo no siempre significa aumentar los niveles de producción. En otras palabras tener mayor cantidad de cabras en el puesto no significa directamente tener más cabritos o chivitos destetados por año, o en definitiva obtener mayores ingresos anuales para el productor.

Es muy común visitar puestos caprinos con problemas de abortos o mal pariciones, que a simple vista parecen ser atribuidos a problemas sanitarios, cuando en realidad no es así, sino que son problemas de falta de sustento alimenticio o mal manejo en épocas de la gestación de las  cabras.

Estas situaciones críticas pueden ser generadas a veces por grandes sequías, problemas de incendios, pero en la mayoría de los casos obedecen a problemas de mal manejo y degradación del pastizal y en general mala alimentación del piño, generándose un círculo vicioso del cual se hace difícil salir, a no ser que se plantee un rápido ordenamiento de la situación. 

Receptividad:

Los parámetros de carga animal en muchos casos no se conocen o no son respetados, lo cual trae aparejados problemas de sobrecarga o sobrepastoreo, muy difíciles de revertir.

Siempre es importante conocer cuales son los requerimientos forrajeros de los animales con que cuenta el establecimiento, para poder asignarles una superficie de campo correcta a sus necesidades de alimento.

Para realizar esto existen unidades que miden estos requerimientos y que normalmente se miden en UG Unidades Ganaderas.

Para el productor caprino es interesante saber que donde come una vaca de unos 400 kilogramos con cría, pueden comer unas 6 cabras con cría, es decir que tienen consumos equivalentes.

1 Vaca (400 kg.) =  6-7 cabras adultas

1 Caballo adulto  =  8 cabras adultas

Estos valores son orientativos y nos pueden estar indicando que en algunas situaciones es necesario realizar una organización interna del campo y del piño. Esta desorganización viene generalmente dada por la coexistencia en el mismo campo de distintas categorías de animales, que muchas veces son improductivas, como pueden ser cabras con problemas reproductivos, caballos innecesarios, vacas flacas, animales defectuosos, etc.

Todos estos animales consumen forraje, que mejor podría ser asignado a cabras o cabrillonas en capacidad de producir o brindar un beneficio al productor, ya que son la principal fuente de ingresos del establecimiento.

Por esta razón se insiste en la importancia de buscar un ordenamiento, que redundará en beneficios para el campo y el productor ganadero.

El hecho de aumentar la cantidad de cabezas de un puesto caprino, no necesariamente traerá aparejada una mayor producción, sino que siempre deberá tratarse de contar con la cantidad de animales que el campo verdaderamente sea capaz de soportar, lo cual técnicamente es conocido como RECEPTIVIDAD DE UN CAMPO.

De esta forma las cabras se criarán bien y tendremos buenos resultados o índices de producción como son los porcentajes de parición, de destete además de correctos pesos de destete, relacionados fundamentalmente a una buena alimentación de las cabras madres.

Los machos que servirán a las hembras lógicamente también deberán estar correctamente alimentados de forma tal que puedan realizar los servicios o montas en las épocas de mayores requerimientos, cuando las hembras se encuentren receptivas.

Consumo de las cabras:

Lo normal que se considera en caprinos es que los mismos consuman entre un 2,5 y 3 % de su peso vivo en kilogramos de materia seca, lo que dice que una cabra de unos 45 kilos en promedio, necesita una ración diaria de entre 1,125 y 1,35 kilos de materia seca, brindada por el alimento.

Esta cantidad de alimento estará relacionada a la capacidad volumétrica del aparato digestivo de las cabras, la cual es una de las más grandes en los rumiantes, incluso superior a bovinos y ovinos.

Las raciones de poco volumen, como los concentrados (ej. granos de maíz, cebada)  pueden resultar perjudiciales para los rumiantes, ya que producen un tránsito lento de los alimentos en el tracto digestivo con consecuencias importantes en la digestión de los animales, mientras que alimentos muy voluminosos no alcanzarán a ser afectados o atacados por los jugos gástricos y la flora intestinal y por lo tanto serán evacuados por el animal sin ser digeridos prácticamente, con las consecuencias que esto trae.

Inventario forrajero: es otra herramienta de gran utilidad al momento de planificar el pastoreo de un campo, ya que nos permite conocer en detalle una serie de parámetros del pastizal natural. No es el objetivo de este capítulo profundizar técnicamente ya que el tema da para escribir todo un libro, pero sí mencionar que existe y que es la base del conocimiento del pastizal.

El inventario nos permite saber con que especies contamos en el pastizal, es decir su composición botánica, su densidad, cobertura, frecuencia, valor forrajero, condición, tendencia, etc.

De esta forma se puede, a través de un plan de manejo, administrar el recurso forrajero del campo, para lograr su conservación en el tiempo, de manera tal que pueda servir de sustento alimenticio a los animales a lo largo de los años sin sufrir indeseables procesos de degradación.

TIPOS DE PASTOREO

Pastoreo continuo: esta forma de pastorear implica la permanencia del hato o piño durante todo el año sobre el pastizal o potrero, sin la realización de ningún tipo rotación o descanso de la vegetación del campo.

Pastoreo racional con rotación: este sistema de pastoreo como su nombre lo indica es racional (utiliza el conocimiento y razonamiento del productor) y permite la rotación (el cambio de los animales de potrero para permitir el descanso y recuperación de las especies vegetales.

Ventajas y Desventajas de ambos sistemas  

 VentajasDesventajas
Pastoreo continuo– Comodidad de trabajo para el productor– Falta de descanso de las especies vegetales.- Excesivo pisoteo.- Imposibilidad de rebrote y recuperación posterior.- Falta de resiembra natural.- Formación de manchones y sobrepastoreo.- Degradación del recurso forrajero natural con pérdida de receptividad.
Pastoreo racional c/rotación– Adecuada recuperación y descanso, con buen rebrote del pastizal.- Formación de semillas y diseminación de las mismas.Pastoreo uniforme de los potreros.- Conservación de recurso forrajero en el tiempo. – Trabajo de planificación- Mayor inversión, sólo en el caso de subdividir con alambrados.

Planificación del pastoreo:

Situaciones y épocas difíciles

Algunos dicen que el mejor tiempo para pensar acerca de una época de sequía es cuando está lloviendo. “Se debe planificar ahora” porque cuando la sequía es evidente es demasiado tarde para planificar.

Los pastizales que llegan en buenas condiciones al momento de una sequía podrán soportar y pasar el año sin mayores problemas de seriedad que puedan afectarlos, por supuesto siempre que el productor ganadero regule a conciencia la carga animal, para mantener un stand de plantas que cubra conveniente el suelo.

Por el contrario los campos que lleguen a esa situación de sequía en estado pobre o regular en cuanto a cobertura vegetal sufrirán en forma más importante y peligrosa, los efectos de la falta de precipitaciones, ya que una de las peores cosas que productor puede hacer es mantener sus cabras o vacas en los potreros comiendo indefinidamente, agotando las reservas de vegetación, situación que no sólo afectará el campo propiamente dicho sino también que decaerá el estado corporal de los animales y en general sus niveles de producción, afectando en última instancia los ingresos del productor y su familia.

Por esta razón es de suma importancia conocer muy bien cual es el pastizal con que nuestro puesto o establecimiento cuenta, de manera de poder cuidarlo y ayudarle a su recuperación cuando este lo necesite.

Recomendaciones generales de manejo a considerar:

A continuación trataremos brevemente de dar algunas recomendaciones de manejo de los caprinos en campo, que como toda producción animal se asienta en cuatro pilares básicos como son la alimentación, la genética, la sanidad y el manejo, los cuales están tratados en los diferentes capítulos que aborda este libro.

Siempre apoyados en estas patas o pilares, surgen las siguientes recomendaciones para el productor.

  • Mantener una buena alimentación de las cabras en el campo como la base fundamental del sistema de producción, principalmente para las categorías de mayores requerimientos como cabrillonas en crecimiento, cabras gestantes, cabras en lactación, preparación de machos para el servicio, etc.
  • Suplementar con alimento extra (como fardos, maíz, minerales, etc.) si se considera necesario, pudiendo consultar a su técnico de confianza.
  • Recordar una buena y oportuna rotación de los potreros y si no existen alambrados, pastorear las cabras por sectores de campo, regulando así la carga animal.
  • Realizar el servicio siempre tratando de concentrar las pariciones en épocas de “buenos pastizales” de manera que tanto las madres como la descendencia puedan disponer de una buena alimentación, logrando así buenos destetes y una recuperación adecuada de las madres.
  • Evitar que los machos cubran cabras chicas o muy jóvenes cuyo desarrollo general aun no esté completo, para evitar mal pariciones.
  • Mantener una buena limpieza de las instalaciones sacando el guano de los corrales por lo menos una vez al año, evitando así el contagio de algunas enfermedades además de obtener un ingreso económico anual para el puestero.
  • Construir si aun no se tienen, resguardos techados para los vientos predominantes en la zona y demás inclemencias del tiempo, en lugares altos y sin humedad para ser usados como parideras, protección de categorías menores, protección para fardos, alimentos en general, etc.
  • Evitar los golpes entre animales, fundamentalmente cuando las cabras se encuentran preñadas. Esta situación muchas veces es producida por una competencia de las mismas por comida o por agua  a causa de tener comederos o bebederos de dimensiones muy pequeñas o porque la cantidad de cabras es muy grande con respecto a las instalaciones existentes.
  • Estos golpes aumentan los problemas de abortos y  suelen ocurrir también en el campo cuando los corrales tienen puertas muy pequeñas y no permiten un ingreso o egreso fluido de las cabras.
  • Eliminación de las categorías de animales improductivos, animales defectuosos o con problemas de transmisión hereditaria.
  • Elección y selección de machos y hembras con características deseables de transmisión a los descendientes.
  • Recambio periódico de “sangre” en el piño (búsqueda de animales con características deseables en otros piños caprinos) evitando siempre la entrada de posibles enfermedades junto con los animales. Esto se evita a través de controles de ingreso a nuestro puesto, tal es el caso de la Brucelosis que es una enfermedad que en la cabra produce abortos y que se transmite al ser humano pudiendo contagiar al productor y su familia.
  • Antes de ingresar nuevos animales al campo, como pueden ser reproductores, deben ser revisados a campo y analizados en un laboratorio habilitado.
  • Evitar dar de comer a los animales las vísceras crudas, provenientes de la faena de las cabras en el mismo puesto. Las mismas deben ser hervidas previamente para evitar el posible contagio  de la Hidatidosis, otra enfermedad de transmisión al hombre y de suma gravedad para el productor y su familia.
  • Apartar las cabras enfermas a otro corral, hasta realizar su tratamiento adecuado y posterior recuperación, que le permita volver con el grupo de las sanas.
  • Llevar un control periódico de datos o registros de la explotación mediante un simple cuaderno de anotaciones, como por ejemplo: número y tipo (simple, mellizos, etc.) de partos por cabra por año, épocas de servicio y parición, número de chivitos vendidos por año, control de edad mínima de reproductores hembras y machos, controles sanitarios realizados, etc.                          

Elaborado por: Ingeniero Agrónomo Oscar Bernard
                           Dirección de Ganadería de Mendoza
                           Gobierno de Mendoza