EN EL UMBRAL DE LA CIRUGÍA, UN INSTANTE DE HUMANIDAD
Cuidados paliativos del Hospital Central de Mendoza, trabaja para acompañar a las personas en todas las dimensiones de su vida, especialmente cuando la salud se ve amenazada y la incertidumbre se instala. El equipo no solo atiende lo estrictamente médico, sino que cuidan al paciente en su totalidad, entendiendo que el bienestar surge también desde lo emocional, lo afectivo y lo tangible de cada día compartido.
En este contexto queremos contar un caso, que por sí solo, encierra la complejidad y la delicadeza de este oficio. Un paciente oncológico llevaba más de treinta días internado, preparándose para una cirugía de importancia vital para su horizonte de vida. A su alrededor, el equipo de cuidados paliativos no se limitó a optimizar parámetros clínicos se propuso escuchar, conversar y conectar con aquello que realmente sostendría al paciente en este tramo tan frágil.
Así es que se logró, mediante prolongadas charlas, conocer qué cosa quisiera hacer en el universo de lo posible. Había algo que parecía lejano pero que para él tenía un valor monumental: ver a su hijo, menor de edad, y poder reencontrarse con su perro, compañero fiel en muchos momentos. Ambos, hijo y mascota, representaban para el paciente un vínculo profundo con la vida y una fuente de consuelo imprescindible ante la gravedad de su enfermedad.
Con rigor profesional y, sobre todo, con empatía, el equipo evaluó las posibilidades y coordinó los cuidados para propiciar ese encuentro tan significativo. Se facilitó el ingreso del hijo, que por edad no puede ingresar habitualmente a las visitas, y se preparó el entorno para que el reencuentro con la mascota, que tanto nutría su ánimo, fuera seguro y respetuoso de su situación clínica.
En ese marco, el cuidado paliativo no fue una barrera, sino un puente: un puente que permitió al paciente sostenerse en su humanidad, sentir que no estaba solo y recordar que la vida, con sus límites, también puede contener momentos de plenitud.
Este episodio ilustra, con trazos de intimidad y profesionalismo, qué significa trabajar en cuidados paliativos. El objetivo es aliviar el sufrimiento, sí, pero también sostener la esperanza, fomentar la dignidad y facilitar que cada persona pueda vivir con sentido, incluso en momentos de gran fragilidad. No se trata solo de lo médico, sino de abrazar lo que da sentido a la vida: la relación con los seres queridos, los gestos que reconfortan, y la posibilidad de soñar, aun con la posibilidad de un desenlace cercano.
Agradecemos a todo el equipo de cuidados paliativos, al servicio de oncología y clínica médica, entre todos los que hacen posible que estas situaciones ocurran también en el hospital buscando lo mejor para cada paciente en el lugar que les toque transitar. Su labor, a veces invisible para el mundo, es la que permite que, cuando llega el milagro de un instante de conexión, la vida se sostenga con dignidad y esperanza.