El Teatro Independencia abre su temporada 2012 con "Las alegres comadres"


“Las alegres comadres”, obra con la que el Independencia comienza esta nueva temporada, sube a escena bajo la dirección general de Víctor Arrojo con las actuaciones de actores y actrices de gran trayectoria como Sandra Viggiani, Marcela Montero, Guillermo Troncoso, Daniel Posada y Marcelo Lacerna, quienes comparten la escena con una nueva generación de artistas como Melisa Lara, David Maya, Hugo Yañez, Cristian Di Carlo, Verónica Manzone y Agustina Tornello. A este notable elenco se suma la invalorable participación de Vilma Rúpolo con el Ballet de la Universidad Nacional de Cuyo.

Esta comedia se pondrá en escena el próximo fin de semana. Las entradas podrán canjearse por un alimento no perecedero en forma anticipada en la boletería del Teatro (Chile y Espejo de Ciudad) en horario de 11 a 15 y de 18 a 21. Los tickets de la función del día sábado deberán retirarse el viernes 9 y para la función del domingo, el día sábado 10.

La obra

Los grandes temas de la sociedad en todos los tiempos como son el honor y la honradez, lo casto y lo lujurioso, el amor y los celos, el ego y la soberbia, la verdad y la mentira son parte del discurso de esta comedia shakespiriana, que combina varias historias alrededor del personaje de Falstaff recurrente en muchas de las obras del gran autor isabelino. Falstaff se caracteriza por sus intrigas constantes en busca de dinero a través de la conquista de un matrimonio de interés

Arrogante, lujurioso, descarado y mentiroso, siempre dispuesto al escarceo sexual. Las alegres comadres le dan una lección que no olvidará por haberse atrevido a poner en duda sus virtudes y querer aprovecharse de ellas. Esta comedia crece y se potencia desde los juegos de enredos, mascaradas y venganzas que dan consistencia a una trama dinámica y divertida

La puesta

Con una importante producción escenotécnica, la puesta en escena propone una visión constructivista del espacio escénico y de la acción dramática, para acentuar el juego y el ritmo de la comedia. Sin apelar a una mirada arqueológica sobre las circunstancias de tiempo y espacio del relato, la estética de los signos está en función de lograr eficacia espectacular en la puesta. La fusión en escena de actores y bailarines aporta brillo y potencia expresiva, transformando el montaje en un espectáculo de envergadura.