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GRAN CONVOCATORIA DE DOCENTES MENDOCINOS EN EL ANGEL BUSTELO


La conferencia estuvo a cargo de la reconocida filósofa, Josefina Semillán. La catedrática fue convocada por la DGE en conjunto con otras organizaciones y su exposición fue de gran nivel académico y suma relevancia educativa.

En esta oportunidad, el auditorio Ángel Bustelo del Centro de Congresos y Exposiciones recibió a cientos de docentes mendocinos que asistieron a la conferencia dictada por la filósofa y antropóloga educativa, Josefina Semillán de Dartiguelonge. Así, se concretó la segunda convocatoria de este tipo organizada este año por la DGE.  Poco antes del inicio del ciclo lectivo 2010, los educadores mendocinos asistieron con el mismo compromiso a las conferencias del español Miguel Ángel Santos Guerra en Ciudad, San Martín y  Malargüe.

El gobierno escolar realizó este evento en conjunto con las ONGs VALOS y Nuestra Mendoza, el Banco de Alimentos y el Programa Gianantonio Educando en Valores, en una muestra más de trabajo en conjunto por el fortalecimiento de consensos y la recuperación  de valores sociales y educativos para nuestra sociedad.

Durante su discurso de bienvenida, el subsecretario de Educación, José Rivas, expresó su satisfacción por contar con la presencia de una  especialista tan reconocida como Semillán y manifestó que “esta es una jornada que afianzará nuestra esperanza y nuestra estima como docentes”, a la vez que transmitió el mensaje de compromiso y trabajo compartido por la educación de Mendoza enviado por el Director General de Escuelas, Carlos López Puelles, quien no pudo estar presente por razones de agenda de gobierno.

La ponencia de Josefina Semillán fue muy rica en reflexión y lenguaje. Giró fundamentalmente en torno del arduo trabajo de comprensión de los tiempos actuales que deben realizar los docentes para crear sentimiento de pertenencia a la comunidad educativa en los alumnos y a la vez, en ellos mismos, como actores fundamentales del sistema escolar. Así, la exposición cubrió ampliamente las expectativas sobre su propuesta: “Educar para pertenecer, pertenecer pare educar”

En un despliegue incesante de un lenguaje amplio y significativo, vasto en metáforas y alusiones etimológicas muy iluminadoras sobre el verdadero significado de las palabras, la filósofa realizó agudas reflexiones sobre las prácticas docentes y el contexto cultural y temporal en las que se desarrollan.

De esta manera, resaltó el valor del lenguaje como “forma de compromiso y constitución del propio ser” e instó a abordar la tarea de educar como una invitación a la “celebración y degustación del saber”. Por otro lado, sostuvo la necesidad de conciliar la obligación, la necesidad y el placer de enseñar para que esa tarea trasmita fascinación y entusiasmo en los alumnos por aprender cada día más.

“Los sujetos que más saben son los más humildes porque para saber, ellos mismo tuvieron que ser cultivados. Si tenemos a un alumno agarrado solamente por una nota, es porque no lo hemos fascinado con nuestra sabiduría”, propuso. A lo que agregó: “Si ellos – los alumnos – notan que nos importan y si encuentran algo fascinante por lo cual quedarse, lo harán, aunque sean dispersos y fragmentados, como sujetos propios de su época”.

En este sentido, la filósofa caracterizó este momento histórico como un momento de tránsito continuo y gran volatilidad de intereses. Desde su punto de vista la “epocalidad” de nuestros niños y jóvenes está marcada por la primacía de la cantidad por sobre la calidad, de lo superficial sobre lo profundo, de la afinidad por sobre la pertenencia.

Así, definió a las redes sociales como “cúmulos de afinidades” a los que recurren nuestros jóvenes que a veces, son torpes en los contactos cara a cara. No obstante, Semillán propuso no caer en la nostalgia: “cuando uno dice que lo de antes era mejor, comienza la sensación de decadencia”, afirmó. También subrayó otra condición de época que es la “simultaneidad” por la que nuestros los niños y jóvenes son capaces de hacer muchas cosas al mismo tiempo y bien hechas.

Finalmente, la catedrática brindó un mensaje optimista a los docentes para recuperar la alegría de enseñar y resaltó que esto sólo puede lograrse identificando “con quiénes y dónde” se desarrolla la labor educativa para construir un “nosotros” que nos permita crear identidad y pertenencia a un proyecto común.