Inauguraron un aula satelital universitaria para internas del penal
Este año cerrará con más de cien internos en penales mendocinos que estudian carreras universitarias. Bajo este ámbito de desarrollo, quedó inaugurada hoy la cuarta aula satelital universitaria, como parte de los programas de reinserción social que el Ministerio de Gobierno lleva a cabo, muchas veces en acuerdo con diversas instituciones sociales, en este caso, la Universidad Nacional de Cuyo.
El aula, significativamente, recibió el nombre de Ana María Moral, una joven de 21 años, estudiante de Letras de la UNCuyo y militante social, quien fuera desaparecida el 5 de abril de 1977, también en Godoy Cruz. Por ello, y como homenaje a su memoria, ahora las mujeres detenidas que estudien podrán hacerlo en un espacio que lleva su nombre.
Del acto participaron la mamá de la homenajeada, Dora González, de 86 años. Junto a ella, estuvieron el juez Mario Adaro y autoridades ministeriales. Entre ellos, el subsecretario de Justicia y Derechos Humanos,Carlos Quiroga Nanclares; la directora de Derechos Humanos, María José Ubaldini; el director general del Servicio Penitenciario, Sebastián Sarmiento; el jefe de Coordinación de Tratamiento,Carlos Motos y los directores de todos los penales mendocinos: Eduardo Orellana (Boulogne Sur Mer), Daniel García (San Felipe), Carlos Vilches (Almafuerte), Gabriel Celedón (Colonia Penal) y Claudia Cabrera (Unidad 3 de mujeres).
Además, estuvieron las internas de la Unidad 3 y militantes de organizaciones sociales, como Ana Montenegro, Fernando Rule, Mariú Carreras y Silvia Machado, además, amigos de juventud de Ana María.
Los discursos fueron variados y, en general, apuntaron a rescatar el objetivo del cumplimiento de la ley, en cuanto a posibilidad de que los internos estudien, y también el valor simbólico de que el nuevo espacio lleve el nombre de la joven Ana María Moral.
Al respecto Carlos Quiroga Nanclares indicó: “Los internos sólo pierden su derecho al tránsito y es fundamental que tengan la oportunidad de ejercer sus derechos a educarse. Desde esta mirada, estamos produciendo un gran cambio en el Servicio Penitenciario. Vamos a seguir promoviendo la educación y apostando con trabajo a la reinserción social”.
Por su parte, Sebastián Sarmiento resaltó: “Todo lo que hagamos a favor de la educación en contextos de encierro será un paso adelante, porque involucra el ejercicio pleno de un derecho de los internos. Antes las mujeres alojadas en Godoy Cruz debían viajar hasta El Borbollón para educarse. Ahora tienen su propio lugar y con un nombre referencial para sostener la memoria”.
En tanto que Mario Adaro señaló: “Efectivamente es muy simbólico que se haya elegido el nombre de Ana María Moral, una mujer que dio su vida por la libertad. Ahora, hay otro modelo, distinto al de otros años y los cambios se notan. Por eso, es muy importante que se ponga en la agenda pública el tema penitenciario. Nadie quiere ponerlo en agenda, pero es una obligación del Estado hacerlo”.
La directora de Derechos Humanos, María José Ubaldini, dio también su opinión: “Esta es la manera en que trabajamos: articulada. En esta inauguración están presentes las voluntades de los Ministerios de Gobierno y Dirección General de Escuelas, del Ministerio de Educación de la Nación, la UNCuyo y las organizaciones sociales. Y todos tenemos los mismos objetivos: confluimos para garantizar derechos y también para hacer memoria”.
Mientras que Ana Montenegro habló de la homenajeada: “Ana María fue una luchadora. Un espacio que aparece como sombrío, de pronto se llena de luz con su nombre, su recuerdo y sus armas: la birome y la palabra. Las mujeres que hoy están detenidas son aquellas víctimas de un sistema neoliberal perverso de los ’90. Ahora, todo esto está cambiando. Y se nota”.
Por último Silvia Machado expresó: “Ana María estudiaba Letras, escribía poemas, leía novelas latinoamericanas y escuchaba discos de Sui Generis. Era una chica ejemplar, una militante de la vida. Ella, como yo, fue detenida. Yo tuve la suerte de sobrevivir luego de vivir distintas torturas, pero ella no. Poner su nombre a esta aula, es un acto de memoria y de justicia”.
Edición: Sandra Pizarro.