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Julieta Lagos: de un sueño a la experiencia real


A días de dejar su mandato, la reina nacional de la Vendimia nos brinda un repaso por sus días como soberana

El 2018 empezó de una manera especial para Julieta. En marzo fue coronada como reina nacional de la Vendimia con 74 votos, representando a su departamento, Rivadavia.

Es futura Licenciada en Kinesiología y Fisioterapia. Actualmente comparte su rutina con sus obligaciones como reina. Tiene antecedentes reales en la familia: su mamá, Carina Tur, fue virreina del distrito Santa María de Oro, en 1988 lo mismo ocurrió con su tía, Mariela Lagos, que representó a Los Árboles y resultó virreina de Rivadavia, en 1994.

Sus días cambiaron horas después de ser coronada. Desayuno real y Vendimia Solidaria fueron los eventos oficiales que inauguraron su cargado cronograma vendimial, el cual disfrutó y vivió con entusiasmo a lo largo del 2018 y sigue disfrutando en los primeros meses de este año.

Ser reina implicó mucho más que llevar los atributos que soñó desde pequeña. Es por eso que su reinado se enfocó en el servicio social y la promoción de Mendoza a los ojos del mundo.

A sus 21 años, Julieta supo congeniar sus estudios y el vóley con lo que demanda ser reina nacional de la Vendimia. Durante el mandato, su majestad visitó diferentes puntos del país y también del extranjero, donde promocionó productos regionales, el atractivo turístico de nuestros paisajes y, especialmente, la fiesta más representativa de los mendocinos.

Al momento de definir su labor, se centra en la solidaridad, en el compromiso social y la relación con la gente. Desde el lugar que ocupa, define su experiencia como “altamente gratificante”. “El reinado en sí, desde el primer momento, fue muy gratificante. El fervor popular, la imponencia de la fiesta, la magnitud que alcanza y sobre todo, el cariño de la gente, es algo que jamás podré olvidar”, mencionó.

Para nuestra reina, la solidaridad es una bandera que pregona, tanto en el ejercicio de su mandato como en su vida cotidiana y remarcó: “Tuve mucha cercanía con la gente y sus necesidades, la reina logra con facilidad ser el oído al clamor de la gente. Gracias a Dios pudimos realizar muchas actividades, en Rivadavia y en el Gran Mendoza. Algunas instituciones colaboraron enormemente con la difusión solidaria.”

Hoy Julieta se encuentra en Córdoba, promocionando a Mendoza e invitando a argentinos y turistas del mundo a conocer los encantos de nuestra tierra. Su sonrisa inmensa y los atributos vendimiales la convierten en alguien que es imposible que pase inadvertido. Los niños (y los grandes) se le acercan y, con su inmensa ternura, deja bien en alto a nuestra provincia, por dondequiera que va.

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