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Los secretos mejor expuestos del Parque San Martín


Muchos mendocinos podrían recorrerlo con los ojos cerrados. Suele ser el espacio para tomar sol, mate o reunirse al aire libre. No obstante, hay historias ocultas detrás de esculturas y objetos ornamentales. En esta primera entrega, algunos de los clásicos y sus secretos: portones, los jabalíes, el ciervo y los pumas, los caballitos, el torreón y la cárcel, entre otros.

No obstante, hay algo que para la mayoría de nosotros pasa casi inadvertido: la historia de las esculturas y otros “hitos” artísticos que encuentran su espacio en el gran parque de Mendoza.

Estas próximas líneas son un recorrido para ver al parque con otros ojos.  Empecemos por ingresar por los Portones del Parque, que fueron adquiridos en 1908 por el ingeniero Juan Molina Civit, para la entrada principal del Parque. La compra se realizó en una fábrica de Glasgow, Escocia. Por años, los portones exhibieron la corona imperial y la media luna del Islam, que luego se sustituyen por el cóndor y el escudo de Mendoza. Portones, rejas y accesorios de hierro forjado están fabricados en fundición con remachado en caliente.

A la vez, circula una leyenda sobre los portones desaparecidos, que estarían hace 7 décadas resguardados en un lugar al que nadie accedió. En los 40, todos hablaban del tema pero fue quedando en el olvido. Lo único cierto es que el lugar donde se encontrarían estos portones es el secreto mejor guardado.

Esculturas y bustos

Los Jabalíes: se adquirió en París en 1910 a la firma Duval D’Osne. Está ubicado en el prado lateral luego de los portones frente al chalet de la entrada principal de la Dirección de Recursos Naturales Renovables.

El ciervo acosado por los leones: proveído también por la firma Duval D’Osne de París, tres leones acosan a un ciervo. La escultura forma conjunto con Los Jabalíes.

Emilio Civit: realizada por Rómulo Arellan en 1966. Sobre el costado Norte de los portones se ubica este busto en homenaje al político argentino que fue diputado, senador nacional, gobernador y ministro de Obras Públicas y de Agricultura de la Nación.

Manuel Belgrano: obra de Erminio Antonio Blotta inaugurada el 20 junio 1950 para celebrar el Día de la Bandera. Ubicado cerca de los portones, en su base se halla una urna con tierra de las barrancas de río Paraná, donde se izó por primera vez la bandera belgraniana.

Caballitos de Marly: iban a presidir la entrada del Castillo de Marly. Su dueña era Madame Dubarry y, al desatarse la Revolución francesa, se invade la zona y los caballos fueron tomados y colocados en los campos Elíseos, en la Plaza de la Concordia de París, en 1974.

Adquiridos junto con los portones, están realizados en mármol de carrara. Son caballos independientes y salvajes, esculpidos en 1740 por Guillermo Coustou, y los originales se encuentran en Francia.

Uno de ellos llevaba a la Fama, y el otro, a Mercurio. Un contemporáneo de Coustou dice que uno está domado por un domador americano (izquierda) con una carcaja de flechas en banderola y otro francés (derecha) tapado con un lienzo. La posición de los caballos es en corveta, como en los dibujos de Leonardo Da Vinci. Son de estilo barroco y esta copia fue llevada a cabo en 1911 por el artista parisino Beerthier y fue colocada en su ubicación actual en 1914.  

El torreón y la cárcel: compuestos por un torreón y una porción de muro de piedra similar a la de la penitenciaría actual. Datan de 1945, cuando el ingeniero italiano Antonio Rossetti dirigió la construcción de la penitenciaría.

Los oferentes de la licitación no entendían cómo era esta construcción, por lo cual el Gobierno decidió realizar una muestra de cómo se pretendía levantar edificio.

Finalmente, se decide el traslado de la penitenciaría y estas ruinas permanecen en el Parque para convertirse en un detalle pintoresco del paisaje.

Mendoza, Argentina.Foto: Yemel Fil/ARGRA 2385 – filyemel@gmail.com – +54 261 2408603- ©2016