Medidas para cuidarnos del frío
Aunque los pronósticos anticipan para los próximos días un ascenso de las temperaturas, aún faltan muchos días para que finalice el invierno. Para prevenir las enfermedades propias de esta época, el Ministerio de Salud recomienda a los mendocinos:
- Abrigarse con prendas que eviten al máximo la pérdida de calor, teniendo en cuenta que varias capas de ropa fina protegen más del frío que una sola más gruesa ya que se forman cámaras de aire aislante entre ellas.
- Evitar la permanencia en espacios cerrados. Las infecciones bronquiales, gripe etc., se difunden con mayor facilidad al aumentar en invierno las aglomeraciones en espacios reducidos.
- Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, especialmente al llegar a nuestra casa y antes de ingerir alimentos.
- Procurar no estar sentado o quieto durante mucho tiempo. La actividad física genera calor: moverse, hacer trabajos domésticos, etc. ayuda a combatir el frío.
- Controlar la temperatura de las habitaciones en donde duerman bebés y ancianos que son dos grupos especialmente vulnerables al frío.
- Tener precaución con las estufas de leña y de gas para evitar riesgos de incendio o intoxicación por monóxido de carbono. Debe controlarse su funcionamiento antes de ponerlas en marcha y asegurar que las salidas de aire no están obstruidas para permitir una correcta ventilación.
- Ingerir comidas calientes que aporten la energía necesaria (legumbres, sopa de pasta, etc. ) sin renunciar a una alimentación variada que incluya el resto de alimentos (verduras, fruta, carne, huevos, pescado, cereales, leche, etc.). Una taza de alguna bebida caliente (caldo, cacao, té, leche) en distintos momentos del día ayuda a mantener la temperatura corporal y es muy reconfortante. El alcohol hace que el cuerpo pierda calor y debe evitarse cuando se está expuesto al frío.
El frío intenso provoca una serie de alteraciones en el funcionamiento del organismo (estrechamiento de los vasos sanguíneos y bronquios, aumento de la tensión arterial, de la viscosidad de la sangre, etc.) que contribuyen al desencadenamiento o agravamiento de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, especialmente en niños y ancianos.
Ante cualquier síntoma, consultar al médico. Una consulta oportuna salva vidas.