Megajuicio: “Romano y Miret nunca leyeron que fui torturado"


Se realizó ayer en Tribunales Federales de Mendoza, la audiencia número 28 en el IV Juicio por delitos de lesa humanidad. En el primer piso del recinto, prestaron declaración Roberto Marmolejo y Silvia Cristina Faget.
 
“He esperado muchos años para llegar a estar frente a un Tribunal donde los acusados tienen las garantías constitucionales para declarar o abstenerse. Algo que ni yo ni miles de argentinos tuvimos”. Con esta expresión abrió su testimonio Roberto Marmolejo y reconstruyó episodios ocurridos tras su detención el 17 de marzo de 1976 hasta el 18 de agosto de 1978, momento en el que recupera su libertad.
 
Siendo estudiante de segundo año de Ingeniería Química en la Universidad Tecnológica Nacional, Marmolejo describió dos episodios donde fuera detenido por circunstancias vinculadas a su vida estudiantil, militando en la agrupación Vanguardia. Ya en la tercera detención, a los 21 años, quedó a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) por resolución establecida bajo la tristemente recordada ley 20840 y fue llevado al D2.
 
Marmolejo expuso, ante Tribunal, cómo en el D2 fue interrogado en varias ocasiones siendo golpeado y torturado con diferentes prácticas, entre las que mencionó “el submarino seco”. Pudo identificar una voz con acento porteño que dirigía el interrogatorio y recientemente pudo reconocer y señalar a  Salustiano Lucero como uno de sus torturadores. 
 
El 28 de marzo fue trasladado a la Penitenciaría Provincial, abriendo un nuevo capítulo de vejaciones y maltrato. Recordó la gran requisa del 24 de julio, relatada en otros testimoniales, que fuera ejecutada por personal policial y militar. Sobre este hecho, destacó la participación de los ex oficiales Barrios, Bianchi; y mencionó a Bonafede y Linares en otros episodios violentos donde los trasladaban a “la peluquería” donde se realizaban interrogatorios.
 
En la reconstrucción de sus días de cautiverio por las diferentes dependencias policiales, el testigo aportó datos sobre otras víctimas con quienes compartió celda, cuyas causas están siendo investigadas en el actual proceso de enjuiciamiento.
 
De la misma manera, describió las diferentes acciones realizadas por sus familiares ante la Justicia. Según lo expuesto, numerosos habeas corpus fueron rechazados con costas bajo la firma del exjuez Carrizo. También recordó haber declarado ante el exjuez Guzzo, quien le asignó como defensor a Max Petra Recabarren, En estas circunstancias nunca recibió información sobre sus derechos. Por su parte, Otilio Romano apareció para apelar su sobreseimiento. Tras una orden de pericia y nuevo sobreseimiento el 5 de mayo del 78,  recuperó la libertad definitiva en agosto de ese año.
 
“Romano y Miret nunca leyeron que yo fui torturado en la cárcel y para dictar prisión preventiva tenían causas apócrifas. Esto es insólito”, expresó el testigo.
 
La reconstrucción histórica ofrecida por Roberto Marmolejo se valió de otros acontecimientos ocurridos en democracia. Así fue como al realizar el Servicio Militar Obligatorio, el Teniente Primero Carranza (cuñado de Guido Actis, quien declaró como víctima anteriormente) en varias ocasiones lo interpeló hostilmente al saber sobre la amistad con él y le confesó “haber estado en el interrogatorio de 300 posibles terroristas”.
 
“Nunca el mal se realiza de una manera tan completa y gozosa sino es con una convicción”.Así lo aseguró Silvia Faget, segundo testimonio de la jornada,  quien declaró sobre la desaparición de su esposo, el militante y periodista, Santiago Illa.
 
Illa al momento de su detención realizaba tareas de carpintería en una obra del Barrio Unimev de San Rafael para la empresa Peter Sentile Cruz. Sus compañeros de trabajo lo reconocían como delegado gremial de esa empresa. Además se desempeñó como periodista para el diario La Voz del Sur y para la revista Patria Nueva, en Córdoba.
 
El matrimonio Faget – Illa vivían en San Rafael y compartía militancia con el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Ejército Revolucionario Popular (ERP). Tenían un hijo de un año y dos meses y esperaban al segundo. Faget cursaba su octavo mes de embarazo.
 
El relato comenzó describiendo el día de la detención de su esposo, el día 9 de marzo de 1976. Faget declaró que en la madrugada, un grupo de policías y militares irrumpieron violentamente en su hogar. El Mayor Suárez comandaba el operativo. Recordó que mientras a Illa lo golpeaban salvajemente, la amenazaban con llevar a su hijo a un orfanato y la obligaron a firmar un acta donde rotulaba “su casa es la cárcel del pueblo”. 
 
En ese episodio,Illa fue llevado al cuerpo de Infantería de San Rafael. A partir de entonces comienza un periplo extenso para dar con su paradero ayudada por su suegra, Elisa Magdalena Nicoletti.
 
De esta manera, pudo reconstruir los diferentes traslados de Illa por las dependencias policiales en la provincia de Mendoza donde fuera torturado, tales como la Penitenciaria Provincial, el Liceo Militar General Espejo y el D2.
 
Faget declaró que Nicoletti pudo dar con su hijo mientras estuvo detenido en la Penitenciaría de Mendoza y por su intermedio mantuvo una comunicación por carta con él. “Recibía dos cartas por semana, donde me decía que estaba bien, que estaba intacto, que le avisara a sus compañeros de militancia”, expresó la testigo a la vez que recordó los nombres de  Sonia Luna, Marta Guerrero, Ricardo Ríos, detenidos y desaparecidos en el cuadro nacional de San Rafael. 
 
Un momento de gran emotividad colmó el recinto cuando el Dr. Dante Vega por el Ministerio Fiscal, le exhibiera la última carta que Faget escribiera a su esposo en cautiverio, y que le fuera devuelta con el sello “no se encuentra más en este recinto”. 
 
Este fue el último contacto con Santiago Illa, dado que posteriormente toda información sobre su paradero le fue negada. La testigo continuó su relato sobre numerosas acciones realizadas ante la Justicia de la época, entre ellas, un habeas corpus presentado el 15 de marzo de 1976, rechazado con costas a la familia y en el que la autoridad militar informó que Illa estaba aún detenido sin más detalles. Otras gestiones realizadas ante el Ministerio del Interior en Buenos Aires y el Juzgado Federal de Mendoza tampoco lograron su curso y sobre esto emitió: “La sensación que teníamos era de estar totalmente desamparados, nunca nos informaron nada”. Sobre esto mencionó a los exjueces Carrizo y Romano quienes rechazaron todo tipo de acción e información aportada para la causa Illa.
 
El testimonio de Faget finalizó con un pensamiento que dirigió directamente a los imputados sentados a su derecha: “Nunca el mal se realiza de una manera tan completa y gozosa sino es con una convicción, por eso me pregunto ¿de qué estaban convencidos?. Les deseo una larga vida, pero presos, creo que así se hará justicia”.
 
Tras estas declaraciones, el Tribunal Oral Federal Nº1 presidido por el Dr. Alejandro Piña pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo lunes 28 de julio, tras la feria judicial.