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Portezuelo del Viento generará más energía limpia y mejorará las condiciones del río Colorado


La presa multipropósito protegerá la cuenca media y superior del río Colorado de crecidas y dará garantía de riego para agricultura y ganadería del Sur de Mendoza y La Pampa. Así lo determinaron estudios de dos universidades nacionales. Mendoza se posiciona como una de las provincias que generan más energías limpias en Argentina.

Mendoza volvió a apostar por la energía hidroeléctrica luego de una década sin inversiones: como fue tradición en la provincia durante años, se aprovecha la fuerza de los ríos de montaña y de los canales para generar electricidad sin contaminar el aire ni el agua.

Portezuelo del Viento sumará 884 GWh al año, cuatro veces más que el dique Potrerillos, dará energía a 130.000 hogares y beneficiará a las provincias de la cuenca del río Colorado, al reducir el riesgo de crecidas y variaciones drásticas del caudal.

El proyecto prevé una obra conexa, que permitirá el trasvase de parte del caudal del río Grande al curso medio del Atuel, lo que favorecerá a la provincia de La Pampa.

De hecho, dos universidades neutrales, de otras provincias, fueron las encargadas de los estudios de impacto ambiental que determinaron que la obra traerá múltiples beneficios, además de inyectar la energía que necesitan familias y empresas a la red sin ensuciar el agua ni la atmósfera con monóxido de carbono.

Los estudios fueron encargados por el Gobierno nacional y por el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado –que reúne a las provincias de la cuenca del río Colorado– a las universidades del Litoral y La Plata.

Ambas concluyeron que la presa, que es la obra de ingeniería civil más importante de la historia de Mendoza por su tamaño, mejora las condiciones de la cuenca del río Colorado y es ambientalmente factible.

Según estos estudios, el proyecto mejora las condiciones de salinidad y de riesgos de crecida del río.

El análisis encarado por ambas universidades se suma a los estudios geológicos que se finalizaron en 2017, que analizaron los riesgos asociados a la construcción para esa zona de la cordillera. Este estudio también dio el visto bueno para Portezuelo.

La apuesta de Mendoza por las energías renovables

En los últimos cinco años, Mendoza generó más de 150 megavatios de energía limpia, con parques solares, pequeños aprovechamientos hidroeléctricos y paneles en edificios públicos.

“Portezuelo generará energía limpia, renovable y sin consumir una gota de agua del río Grande”, afirmó Emilio Guiñazú, subsecretario de Energía y Minería. Tanto en los pequeños como en los grandes aprovechamientos, el agua vuelve a su curso una vez que genera electricidad, sin ensuciarse ni ensuciar el aire.

“Incrementará las reservas estratégicas de agua, reduciendo el impacto de las variaciones de caudal del río tanto en sus crecidas como en sus bajadas, actuando en forma complementaria con el embalse de Casa de Piedra en La Pampa”, agregó.

La presa, que fue planeada en los años 50 del siglo pasado, ayuda a dar energía reduciendo el monóxido de carbono que se emite a la atmósfera, en un firme compromiso que se planteó Mendoza y que la posiciona como una de las provincias que más energía renovable produce en Argentina.

De hecho, la provincia cerró 2019 produciendo el 6% de toda la energía limpia de Argentina, superando 15 años de inactividad, ya que desde la inauguración de Potrerillos no se concretaban este tipo de emprendimientos.

Malargüe: de zona olvidada a polo turístico y laboral

El proyecto, cuyos pliegos especifican que la mano de obra debe ser local y los cursos para aspirantes gratuitos y abiertos, revitalizará una zona de Mendoza olvidada durante años.

Además de estudios ambientales, para aprobar la obra, la Empresa Mendocina de Energía (Emesa) hizo estudios de impacto económico con resultados altamente positivos.

Portezuelo no solo generará 3.500 puestos de trabajo directo e indirecto: además, creará un polo turístico que, en una primera etapa, creará más de 600 plazas hoteleras e inyectará 1,5 millones de dólares al Sur mendocino.

Quienes quieren trabajar en la obra ya han recibido cursos gratuitos a cargo del Estado, impartidos por la Universidad Nacional de Cuyo, que se seguirán dictando este año.

Complementariamente, el Instituto de Desarrollo Industrial, Tecnológico y de Servicios (IDITS) ya firmó convenios con el Clúster Energético, IRAM y el INTI para que todas las pymes de Mendoza que quieran participar estén en condiciones de presentarse.

El objetivo es dar apoyo a las empresas pequeñas y medianas que quieran alcanzar estándares de calidad y formar parte de la plataforma en internet de proveedores de todos los rubros: desde construcción hasta abastecimiento de comida y limpieza.

Un proyecto que tiene 70 años

El potencial del río Grande comenzó a formar parte de los planes del Estado hace más de medio siglo: en 1950 se encararon los primeros estudios para la construcción de una gran represa en Malargüe, aunque la idea quedó en la nada con el derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955.

Años más tarde, en 1968, se volvieron a encarar estudios sobre la utilización del río Grande para aumentar las zonas de riego.

En 1972, el Estado nacional cerró un contrato con la empresa Harza para extender los estudios a la factibilidad de una represa eléctrica.

En 1993, Mendoza sancionó la Ley 6064, que declaró la obra hidroeléctrica y de diversificación del riego de interés provincial. Con esta sanción se hicieron nuevos estudios de factibilidad.

En 2006, el entonces gobernador Julio Cobos y el presidente Néstor Kirchner firmaron un acuerdo extrajudicial para la construcción de la presa, en compensación por los perjuicios ocasionados a Mendoza por la promoción industrial, que beneficiaba a las vecinas provincias de cuyo en detrimento de la economía local.

Hoy, el Estado nacional comprometió los fondos para concretar la obra: 1.023 millones de dólares en 5 años para realizar la obra civil hidroeléctrica, la traza de las dos rutas y la relocalización de Las Loicas.