Reconocimiento al cineasta chileno Miguel Littin por su película “La hija del poeta”


El rodaje del filme va a desarrollarse durante 2024 en nuestra provincia. Será el último largometraje de Littin y estará inspirado en la vida y obra de Pablo De Rokha.

El ministro de Gobierno, Trabajo y Justicia, Víctor Ibañez; la ministra de Cultura y Turismo, Nora Vicario; la presidenta de la Cámara de Senadores de la Provincia, Natacha Eisenchlas y el subsecretario de Cultura, Fabián Sama recibieron en Casa de Gobierno a Miguel Littin Cucumides, reconocido cineasta chileno y actual constituyente del Parlamento del vecino país.

La ministra Vicario le entregó al director el diploma de Declaración de Interés Cultural por su película La hija del poeta, cuyo rodaje va a desarrollarse durante 2024 en nuestra provincia. Este filme será su último largometraje y estará inspirado en la vida y obra de Pablo De Rokha.

“Desde el Ministerio de Cultura y Turismo de Mendoza hemos declarado de interés cultural y turístico el rodaje de la película La hija del poeta, porque no solamente nos prestigia que hayan elegido Mendoza para llevarla adelante, sino que para nosotros que esté hoy acá Miguel significa un honor y un orgullo muy grande”, señaló Nora Vicario.  

En relación con esta ilustre visita, el ministro Ibañez destacó la trayectoria de Littin como cineasta y activo defensor de los derechos humanos. Además, en este sentido señaló: “pudimos mantener un diálogo extenso sobre su rol como consejero constituyente de la República de Chile y acerca de los cambios que se están dando en ese país en el marco de la reforma constitucional”.

Miguel Littin agradeció con emotivas palabras la distinción de las autoridades y además contó experiencias personales que lo unieron con nuestra provincia. “Gracias por recibirnos como verdaderos hermanos latinoamericanos. Nosotros estamos al lado de esta ciudad de Mendoza, tan querida por lazos históricos. En mi caso, tengo lazos muy personales con esta provincia, ya que cuando Chile se encontraba en época de dictadura pude ingresar burlando el régimen vía Mendoza. Hoy, afortunadamente, nuestros países viven en democracia y tenemos que seguir luchando. Este es nuestro deber para profundizar en ella y de ahí que el cine tiene un significado muy profundo en esta lucha como así también la cultura”, reflexionó.

Además, el director detalló: “Filmar en Argentina es como filmar en nuestra propia casa. Estas no son solo palabras sino que es verdad. He venido muchas veces a Mendoza. De hecho, pasé por aquí con las latas de mi primera película, El chacal de Nahueltoro,porque íbamos a los Estudios Alex, que en esa época eran los únicos estudios que podía revelar la imagen y el sonido. Entonces, los lazos con los cineastas argentinos vienen desde nuestros inicios y luego se profundizaron con los festivales de cine latinoamericanos, como el de Viña del Mar. En los exilios también volvimos a compartir y nuestros anfitriones han sido tan hermanables, tan buenos, que verdaderamente es muy placentero siempre venir a esta ciudad hermosísima”.

Historia de Miguel Littin

El cineasta Miguel Littin Cucumide (80) inició su carrera a los 21 años de edad. En 1963 empezó a trabajar en cinematografía como asistente de dirección de Yo tenía un camarada, la primera película de Helvio Soto, director, con el que también colaboró como actor en las cintas El analfabeto (1965), Ana (del mismo año) y Mundo mágico (este último, un episodio del largometraje El ABC del amor, de 1966).

Debutó como director con Por la tierra ajena (1965). Este filme, basado en una canción de Patricio Manns, aborda el tema de la pobreza y la infancia con una estética influenciada por Dziga Vertov en el montaje de Fernando Bellet.

Su consagración llegó cuatro años más tarde, con su primer largometraje con El chacal de Nahueltoro. Memoria Chilena destaca que “la película impactó a Chile no solo en términos de taquilla, sino también en términos sociales y políticos. En la obra, Littin denuncia la marginalidad del campesinado y el absurdo accionar de la Justicia.

En 1971, cuando Salvador Allende asumió el poder, designó a Littin presidente del directorio de la empresa estatal Chilefilms.2. Durante esos años del gobierno de la Unidad Popular, junto con sus labores ejecutivas, realizó algunos documentales y el largometraje La tierra prometida, que sería terminado y estrenado en el exilio.

A raíz del golpe militar de septiembre de 1973 -que, encabezado por el general Augusto Pinochet, derrocó al presidente socialista Salvador Allende- y el establecimiento de la posterior dictadura, tuvo que salir exiliado ese mismo año, primero a México y posteriormente a España.

En 1976 ganó el Premio Ariel a la mejor dirección por su película Actas de Marusia (1975) y fue nominado dos veces en el Festival Internacional de Cine de Cannes al galardón de la mejor película por esta cinta y El recurso del método (1978), y a los Óscar correspondientes a 1975 y 1982 como mejor película extranjera, por la primera y Alsino y el cóndor, producciones de México y Nicaragua, respectivamente.

En 1985 Littin regresó clandestinamente a Chile para filmar una crónica sobre la dictadura que se llamó Acta general de Chile y fue estrenada al año siguiente. Este documental inspiró a Gabriel García Márquez a escribir Las aventuras de Miguel Littin clandestino en Chile, libro que se transformó rápidamente en un superventas.

Posteriormente, retornó a la temática latinoamericana con Sandino, de 1991, y tres años más tarde dirigió Los náufragos.

En 2000 retomó el estilo de epopeya popular, con Tierra del Fuego.

Nueve años después estrenó DawsonIsla 10, película basada en las memorias homónimas de Sergio Bitar sobre ese famoso campo de concentración chileno. Su última película es Allende en su laberinto, la cual se centra en las últimas horas del presidente Salvador Allende.

Fue director académico en la Escuela de Cine de Chile y en 2016 asumió la dirección del Instituto de Altos Estudios Audiovisuales en la Universidad de O’Higgins, en Rancagua.

Como se mencionó, Miguel Littin Cucumides, a sus 80 años, prepara el rodaje de la cual será su último largometraje, La hija del poeta, inspirada en la vida y obra de Pablo De Rokha.

Quién fue Pablo De Rokha

Pablo de Rokha -seudónimo de Carlos Díaz Loyola- nació en Licantén, Región del Maule, el 17 de octubre de 1894. Es autor de una de las producciones poéticas más contestatarias que emergieron en Latinoamérica a mediados del siglo XX.   

De Rokha articula su obra en un convulsionado contexto nacional e internacional, caracterizado por la decadencia del orden oligárquico en Chile y la consolidación del fascismo, el nazismo y el estalinismo en Europa, como preludio a la Segunda Guerra Mundial. Hacia 1930, Pablo de Rokha ya demostraba ser un ferviente defensor del marxismo-leninismo -ideología que el poeta vinculaba a la ética cristiana- y del estalinismo soviético, inclinación que lo impulsó a militar en el Partido Comunista y a adherir en 1936 al Frente Popular.

Durante sus últimas dos décadas, se entretejen en la escritura rokhiana el optimismo revolucionario, la protesta social y el amor desgarrado por la muerte de su esposa Winétt de Rokha, quien acusa el golpe en el libro Fuego negro (1953). Su histórica rivalidad con Pablo Neruda se agudizó con la publicación de Neruda y yo (1955), ensayo en el que De Rokha califica al parralino de “artista burgués” y lo acusa de plagio. La controversia continuó luego con la publicación de Genio del pueblo (1960), libro donde dialogan 111 personajes de la cultura letrada y popular, entre los cuales aparece Neruda bajo el nombre de Casiano Basualto. En 1961 publicó Acero de invierno, libro en el que aparece su poema Canto del macho anciano y, en 1967, el que sería su último libro, Mundo a mundo. Un año después, el 10 de septiembre y a los 73 años de edad, el poeta se quitó la vida. Luego de su muerte, se publicó Mis grandes poemas: antología que amplía la primera recopilación poética del autor, Pablo de Rokha. Antología: 1916-1953, publicada en 1954.

Pablo de Rokha recibió el Premio Nacional de Literatura en 1965 por una obra siempre fiel a una visión de mundo rupturista y receptiva a los elementos de la modernidad, pero profundamente enraizada en lo chileno.