Se abre este viernes la muestra “Fernando Fader y el arte nacional”
En el día del cumpleaños del gran artista, quedará inaugurada hoy una importante muestra en el Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú-Casa de Fader.
Fernando Fader llegaba al mundo el viernes 11 de abril en 1882, en Burdeos (Francia), en la casa de sus abuelos maternos y también ese año, la familia retornó a nuestro país para, a afincarse en Mendoza.
En coincidencia con tal celebración este viernes quedará inaugurada la muestra Fernando Fader y el arte nacional, a las 19, en el Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú-Casa de Fader, San Martín 3651, Mayor Drummond, Luján de Cuyo. La entrada es gratuita.
La exposición contará con una variedad de obras en fotografía, pintura, dibujo, escultura y más técnicas artísticas que constituyen un homenaje a Fernando Fader, considerado uno de los grandes artistas plásticos argentinos del siglo XX.
Esta muestra también es un intento de comprenderlo en contexto y en circunstancias que definieron sus ideas estéticas y sus propuestas pictóricas, junto a las de otros artistas y tendencias que se forjaron en nuestro país de manera simultánea a la trayectoria de Fernando Fader.
La muestra, que podrá visitarse de martes a domingos y feriados, de 10 a 19, con entrada gratuita; está organizada por la Dirección de Patrimonio de la provincia y forma parte de un plan de refuncionalización de Museos y espacios patrimoniales, en este caso en relación al Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú-Casa de Fader.
A continuación, un texto elaborado por Pablo Chiavazza donde repasa la vida y pone en valor a uno de los artistas más importantes que habitó nuestro suelo y que con su obra realizó un aporte inestimable a nuestra cultura.
La vida de Fernando Fader.
Homenaje a 143 años de su nacimiento.
Fernando Fader nace en Burdeos (Francia) el 11 de abril de 1882. Hijo del ingeniero alemán Carlos Fader y de la Vizcondesa francesa Celia Bonneval. Su familia emigra a Mendoza en 1884. Sin embargo pronto será enviado nuevamente a Europa, donde realizará sus estudios primarios y secundarios, alternando entre Francia y Alemania. Al concluirlos, decide convertirse en artista pintor. En 1900 ingresa en la Academia de Bellas Artes de Münich, donde permanecerá hasta 1904, año en que regresa a la provincia de Mendoza.
Hay que considerar que Fader realizó sólo dos exposiciones en la provincia, la primera en 1904, algo improvisada, en un taller montado en una de la habitaciones de la casa paterna y la segunda, mucho más organizada, en la Sociedad Española de Socorros Mutuos, el 12 de octubre de 1905, día en que era inaugurada su sede.
Ese mismo año expone en el Salón Costa de Buenos Aires recibiendo una crítica elogiosa por parte de Cupertino del Campo (quien pronto se convertiría en director del Museo Nacional de Bellas Artes). Ya no expondrá más sus cuadros en Mendoza. De este modo, muy joven (contaba con 24 años), logra ser reconocido como un “gran artista argentino” e ingresar en el círculo artístico porteño.
Entre 1905 y 1906 realizará en Mendoza la serie de murales que decoran el chalet de Don Emiliano Guiñazú en el distrito de Mayor Drumond (Luján de Cuyo), donde –dicho sea de paso– actualmente funciona el Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú-Casa de Fader. Conocerá y se casará en 1906 con Adela Guiñazú, hija de Emiliano Guiñazú.
El impacto de las obras y las ideas de Fader es notable en el campo artístico porteño, por lo cual es invitado en 1907 a dictar una conferencia a la que titula “Posibilidades de un arte argentino y sus probables caracteres”. Ese mismo año conforma el Grupo Nexus junto a Pío Collivadino, Carlos Ripamonte, Cesáreao Bernaldo de Quirós, Arturo Dresco, Alberto María Rossi, Justo Lynch y Rogelio Yrurtia.
Este grupo organizará dos exposiciones de arte en 1907 y 1908 que han sido consideradas como antecedentes inmediatos del Salón Nacional de Bellas Artes (1911). El ideario estético de este grupo se encontró signado por la concepción de que el arte nacional debía reflejar el paisaje y los tipos rurales, aquello que aún no había sido tocado por la modernización. Para ellos, el verdadero arte nacional habría de reflejar la vida y el ambiente fuera de las ciudades, en el interior de las provincias. Allí, se encontraría los rasgos de la esencia de lo nacional.
Este ascenso en el mundo de las artes va a sufrir un paréntesis. La muerte de su padre, lleva a Fernando Fader a ocuparse entre 1909 y 1913 de las empresas que su familia posee en Mendoza. Se hace cargo de la usina hidroeléctrica de Cacheuta, de los campos de la familia en Ñacuñán y de la compañía mendocina de gas. Se aparta de la pintura, aunque nunca la abandona por completo. Sin embargo los negocios no prosperan y tras invertir la fortuna familiar en estos proyectos no puede evitar la quiebra en 1913 y el embargo de sus bienes.
Esta situación marca el retorno de Fader a la pintura. Se presenta al IV Salón Nacional de Bellas Artes de 1914 y obtiene el 1° Premio con Los mantones de manila, pero lo rechaza debido a que la recompensa representaba la mitad de lo que el artista consideraba que valía su obra. Sus viejos compañeros de Nexus le consiguen una cátedra en la Academia Nacional de Bellas Artes, pero la enseñanza no es su vocación y luego de dos años la abandona.
En 1915 vuelve a presentarse en el Salón Nacional de Bellas Artes sin éxito. Será la última vez que lo haga. Entonces conoce a Federico Müller, quien se convertirá en su galerista. En la Exposición Internacional de California obtiene un 1° Premio por la obra La comida de los cerdos, de la cual el Museo Provincial de Bellas Artes Emiliano Guiñazú-Casa de Fader posee un estudio preliminar. En 1916, realiza su primera exposición individual en Galería Müller, mientras que a la par se ve obligado, por recomendación médica, a instalarse en Córdoba para paliar los síntomas de la tuberculosis que lo afecta desde hacía algunos años. En 1918, se instalará definitivamente en Loza Corral.
Desde entonces, Fernando Fader realiza exposiciones anuales en la Galería Müller de Buenos Aires. Cada vez más afectado por la enfermedad se verá obligado a permanecer en su taller. Deja de realizar expediciones para pintar al aire libre y se introduce en otros temas: desnudos e interiores. Finalmente fallece el 25 de febrero de 1935.
A pesar de que siempre se consideró a sí mismo mendocino, pocas veces volvió a la provincia luego de 1914. El Museo Provincial de Bellas Artes, fundado en 1927, contaba tan sólo con dos obras del artista hasta 1958. Notablemente, quien había recibido desde el primer momento de su carrera artística en Argentina el mote de “gran pintor mendocino”, había sido prácticamente olvidado. Más allá de algunos intentos conmemorativos, fue en 1949, cuando se toma la decisión de sumar al nombre de Emiliano Guiñazú el de Fernando Fader para dar nombrar al Museo Provincial de Bellas Artes, que comienza a recuperarse la figura del artista. Acción que se corona cuando el museo adquiere, en 1958, una importante colección de obras propiedad hasta entonces de José Alejandro Hoffmann, lo que supuso de inmediato que el museo poseyera la mayor colección pública de obras de Fernando Fader en todo el país, honor que sigue detentando hasta la actualidad y que ha dado renombre a Fernando Fader en la cultura nacional y local en nuestros días.