"Yo le digo a mi marido que acá estoy viviendo en un palacio"


El Gobierno de Mendoza lleva adelante un ambicioso plan habitacional ( Plan de Vivienda 2012-2016) que busca remediar años de postergación y que tiene entre sus metas principales lograr que cada vez menos mendocinos sufran la exclusión.

Así, se han construido desde el año 2008 a la fecha, casi quinientas unidades habitacionales cuyos propietarios hoy, tienen nombres y rostros. En las localidades de Maipú, Luján de Cuyo y Las Heras, 166 familias recibieron a Proyecto Urbano y le contaron su historia, pero sobretodo el cambio en su presente.

“Yo le digo a mi marido que acá estoy viviendo en un palacio”, nos dice Carmen, mientras nos lleva de recorrido por su flamante vivienda de tres dormitorios, comedor, cocina, baño y lavadero externo, ubicada en la localidad de Maipú. También nos presenta a su familia: su marido, sus dos hijos y su hija Carolina quien contenta nos dice “ahora tengo mi propio cuarto”. Carmen nos relata que este es un gran cambio, no sólo por las nuevas comodidades, sino también, por un factor trascendente para la salud de su familia: el agua. Tema de gran relevancia en la provincia de Mendoza, cuyo clima y características geográficas se asemejan a las de un desierto. “No teníamos agua durante todo el día y cuando teníamos, había que organizarse para que nos alcanzara a todos”, recuerda, pero se le dibuja una sonrisa en su rostro al afirmar “ahora hasta ganas de limpiar le dan a una”.

Su nueva vecina, Marina, madre de tres chicos, en todo momento hace hincapié en lo importante que es para un padre, no sólo que sus hijos vivan dignamente, sino también, para su futuro. “Nosotros, como padres, nos sentimos contentos porque ahora ya tenemos algo que dejarles a nuestros hijos”, reflexiona, a la vez que tímidamente reconoce: “nosotros al principio, si te soy sincera, no creíamos que íbamos a llegar a este momento”.

Capítulo aparte merece la historia de Aurora, quien se mudó, hace más de quince días, a su vivienda adaptada especialmente a las necesidades de su hija Laura, quien padece una discapacidad motriz. “Antes vivíamos en el Bajo de Luján, en una casa de adobe y que tenía el baño afuera. Eso hacía las cosas muy difíciles para mi hija”, nos cuenta. Sin embargo, las cosas están cambiando para ellas. El gobierno contempla las particularidades de cada caso, y asigna un cupo de viviendas preparadas para personas con movilidad reducida, para enfermos oncológicos, y hasta para familias numerosas. Esto, evidencia un criterio fundamental que el gobierno tiene como punta de lanza: la inclusión, pero para todos.

En definitiva, en los rostros de cada una de estas familias que hoy son nuevos propietarios de una vivienda, se puede ver una mirada que se aleja de la ilusión, y se acerca ya, en forma definitiva, a la mirada que tienen los que logran su sueño. Todos ellos han conocido la sensación de exclusión, la falta de dignidad, y el desamparo. Pero también, han creído en un gobierno que ha sabido dar respuestas a sus tan postergados anhelos.

Ahora, gozan del derecho inalienable de tener un techo, donde vivir como un grupo familiar constituido, el derecho de ser ciudadanos de un país, que los incluye.

La política es una herramienta fundamental en la lucha contra la desigualdad, y este gobierno ha sabido darle batalla, desde todos los frentes, dando soluciones concretas a problemas concretos.

Las sonrisas de estos “nuevos ciudadanos”, evidencian que el camino recorrido, era el correcto. Y que lo que falta, será arduo, pero que vale la pena si en cada rincón del país, vamos a encontrar nuevas sonrisas, que nos esperen con las puertas de sus nuevas casas, abiertas de par en par.