Innovación en tendidos eléctricos para proteger a la fauna silvestre


La experiencia se realizó en Ñacuñán, donde habitan especies protegidas y en peligro de extinción, como el águila coronada.

Mendoza cuenta con la primera zona de tendido eléctrico seguro tras un trabajo sin precedentes que involucró técnicos de la Dirección de Recursos Naturales Renovables, de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento
Territorial, la Fundación Cabure-í, Edeste y Ecoparque de Buenos Aires. Se generó un área de más de 1,5 millones de hectáreas sin pararrayos, áreas seguras para las águilas coronadas y otras aves de mediano y gran porte,
como el águila mora, el jote y el aguilucho. Para esto se remplazó el antiguo sistema por un conjunto de descargadores de sobretensión para asegurar la integridad de la línea y las subestaciones.

Las acciones de mitigación ante la problemática de electrocución de aves en tendidos eléctricos monofilares en la Reserva de Biósfera Ñacuñán se generó a través de la alianza entre organismos gubernamentales, privados y OSC
en pos de la protección de las especies silvestres que habitan en la zona.

La problemática surge a partir de que los postes que sostienen el cableado eléctrico son oportunos posaderos para las aves y causantes de la gran cantidad de muertes en las poblaciones donde allí habitan. La electrocución es tal vez la causa de mortalidad más significativa de las águilas y otras grandes aves en el mundo.

El águila coronada no escapa a esta amenaza. Numerosas muertes por electrocución en postes con pararrayos ya han sido registradas en su distribución local y en diferentes provincias.

Cuando las aves se posan en los postes con pararrayos, tocan la línea energizada y ,al hacer contacto también con el pararrayos descarga a tierra, crean un puente con su propio cuerpo, esto ocasiona un choque eléctrico, seguido, la mayoría de las veces, por muerte por electrocución.

Por ser una especie en peligro de extinción, en la provincia de Mendoza se han comenzado a realizar trabajos de mitigación puntuales, en este caso junto a la empresa Edeste, encargada de la distribución de la energía en la zona Este de Mendoza.

En la Reserva de Biósfera de Ñacuñan, departamento de Santa Rosa, se encuentra instalada una línea monofilar retorno por tierra, de 19.050 voltios de tensión nominal y de 87 km de extensión, que se origina en la localidad de Las Catitas y su troncal alimenta a la población de Ñacuñán dentro del Área Natural Protegida, zona de nidificación del águila coronada.

Ante la situación de peligro por algunas de las estructuras instaladas de antaño, se realizaron reuniones a pedido del Departamento de Fauna Silvestre y a Guardaparques con la empresa, donde también participaron miembros de la Fundación Caburé-í y especialistas en conservación de aves rapaces del Ecoparque BA.

Los acuerdos obtenidos en estas reuniones llevaron al remplazo de los clásicos pararrayos conectados a tierra por descargadores de sobretensión, los cuales poseen un sistema de desligador con respecto a tierra en caso de que una sobrecarga supere el umbral de tensión.

Los resultados han sido positivos para la protección de la línea por sobrecarga ante rayos que podrían dejar sin luz a toda la zona. Estos remplazos parciales no solo evitan potenciales electrocuciones a más de 12.800 hectáreas que protege esta reserva. El trabajo de remplazo se extendió al tendido de la Ruta Provincial 153 y a la proyección del nuevo tendido, y también incluyó los tendidos de las rutas nacional 146 y la RP 71.

Este sistema disminuye las posibilidades de incendios en las zonas de los tendidos, ya que el antiguo sistema de pararrayos descargaba a tierra a través de una jabalina que podía generar siniestros por la sobrecarga de tensión y temperatura. Por otro lado, los especímenes electrocutados en muchos casos podían caer encendidos sobre la vegetación y también causar incendios.

La iniciativa fue presentada en el Congreso Nacional de Conservación de la Biodiversidad, realizado días pasados en la provincia de La Rioja.

 

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