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“La escuela tiene una función social que no puede eludir”


Silvia Minoli es directora de la Escuela Nº 1-182 Virgen del Rosario, ubicada en Tres de Mayo del departamento de Lavalle. Es la autora del proyecto denominado “Día provincial de la construcción colectiva de conciencia ciudadana”, en memoria por la desaparición de la alumna Johana Chacón, ocurrida el 4 de setiembre de 2012.

La iniciativa fue declarada proyecto de ley por la Legislatura provincial y se agregó al calendario escolar como fecha para realizar jornadas de reflexión, en todos los niveles y modalidades, en el marco de las leyes de protección integral de los derechos del niño, niña y adolescente, protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra mujeres y la ley de prevención y sanción de la trata de personas y asistencia a sus víctimas.

En este sentido, la Dirección General de Escuelas (DGE), a través de loa memorandos 160-SGE-16 y 55-SPECE-16, ha previsto actividades en los establecimientos escolares que van en sintonía con el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación. La DGE llevará a cabo el miércoles 26 de octubre una jornada nacional de reflexión denominada “Educar en igualdad: prevención y erradicación de la violencia de género”.

¿Cómo surge esta iniciativa de presentar un proyecto?

La desaparición de nuestra alumna Johana Chacón fue claramente lo que nos llevó a trabajar constantemente y formar conciencia de la violencia que nos atraviesa. Es un tema que debería ser tomado como eje en las escuelas para ir combatiéndola. Johana es una hija del sistema educativo que desapareció. Hoy debería estar en cuarto año del colegio secundario y no está. Cuántas cosas pasaron por su vida para que hoy no esté acá.

¿Cuál es el fin de trabajar en las escuelas sobre este proyecto?

Nosotros creemos que la conciencia ciudadana se construye colectivamente. Entonces, pensamos que si se convierte en ley, se podría conmemorar en todas las escuelas de todos los niveles y modalidades y reflexionar sobre las leyes de protección de niños, niñas y adolescentes (Ley 26061), la ley que trata sobre la violencia contra las mujeres (Ley 26485) y la ley de trata de personas y asistencia a las víctimas (Ley 26364). Estos temas hay que hablarlos, porque la escuela tiene una función social que no puede eludir. Un niño que sufre violencia, hambre, que tiene necesidades básicas insatisfechas y no puede aprender. Debemos construir entre todos la relación familia, comunidad y escuela. Para eso necesitamos escuelas abiertas de verdad, escuelas convocantes, escuelas contenedoras, de excelencia pero no solamente en los contenidos curriculares. La calidad es todo, pero para llegar a la construcción del conocimiento hay que tener sí o sí un contacto de afecto. Si no estrechás lazos con la familia, si no hacés un seguimiento de las necesidades que tienen, si no escuchás a una mamá que sufre violencia o que viene llorando, nada sirve. De esta manera podés entender las historias de familias, y si la escuela las desconoce, no se va a modificar nunca la vida de ningún niño.

¿Cómo deben trabajar los docentes estás temáticas tan sensibles?

Los docentes deben estar capacitados y abiertos a lo social, porque está ligado a lo pedagógico, no se puede separar. Las escuelas deberían ir trabajado constantemente los temas de trata de personas, violencia de género y la protección de los derechos de los niños. El niño tienen voz, hay que enseñarles desde la escuela a no naturalizar la violencia, el hambre, a no naturalizar la pobreza. Hay modos de salir de eso. Hay que darles herramientas cotidianas a través de la construcción de conocimiento, del diálogo, del afecto, del acompañamiento en la vida escolar para que vean que hay posibilidades de otro mundo. Las familias hacen lo que pueden, pero estoy segura de que vamos cambiando algunas cosas.

¿Cómo trabajan el tema de violencia escolar?

Primero hay que mirarse hacia adentro. La escuela ejerce violencia si cierra sus puertas, si no atiende a las familias cuando necesitan ya ser atendidas, si un niño está haciendo una denuncia en el aula y la maestra contesta “bueno, espera un ratito”. Eso es violencia. Hay que mirar para adentro de la institución. Nosotros hemos revertido casos de violencia porque la forma en que la escuela atiende a las familias también tiene una respuesta. Entonces uno va armando un compromiso entre escuela y familia. Hay que articular con otras instituciones de la comunidad, porque la escuela no puede sola. Esto da un empoderamiento, porque a veces la escuela no tiene todas las respuestas, pero las otras instituciones sí. Hay que seguir la trayectoria de los chicos, hay una cuestión afectiva que se promueve.